Obrero Revolucionario #1175, 17 de noviembre, 2002, posted at rwor.org
Cuando el presidente Bush se pavonea frente al mundo con la vergonzosa resolución de la ONU en una mano y la del Congreso en la otra, y dice que el pueblo del mundo le ha dado permiso para bombardear e invadir a Irak, tenemos que responder en voz clara y alta: NO, NO EN NUESTRO NOMBRE.
Bush es hijo privilegiado de una clase dominante y ascendió al poder gracias a lazos familiares, patrañas electorales y los vampiros de la Suprema Corte. No tiene ninguna legitimidad.
Tampoco adquirió legitimidad en las elecciones de comienzos de noviembre. ¿Cómo así que haber elegido por unos 20,000 votos a unos senadores republicanos quiere decir que el Pentágono ahora tiene el derecho de conquistar el mundo a punta de fusil? Si los demócratas sinvergenzas apoyan el ataque contra Irak y su partido pierde en las urnas, ¿cómo así que eso es un mandato para lanzar la guerra?
¿Dónde les ofrecieron a los votantes la opción de votar sobre despachar los Marines a Bagdad o hacer añicos la Carta de Derechos?
Los medios clamaron que "no hay temas importantes" en la campaña, y pasaron completamente por alto las monumentales controversias globales del momento.
Y si, a fin de cuentas, fue elegido un republicano en Missouri o Minnesota, ¿significa eso que "la ciudadanía" aprueba esta guerra?
En cuanto a la ONU, es un club diplomático al servicio de los gobiernos y clases dominantes del mundo, y no de los pueblos.A esos gobiernos los convencieron con amenazas y mordidas de apoyar un ataque contra Irak, y esto de ninguna manera tiene legitimidad.
Atacar a Irak sería injusto incluso si la ONU aprobara cien resoluciones. La campaña de dominación global que ha lanzado Estados Unidos sería siniestra incluso si cien gobiernos aliados la apoyaran.
La resolución de la ONU puede tener un impacto positivo en un solo sentido: demuestra al mundo entero que el Consejo de Seguridad no hará nada para obstaculizar la campaña de dominación yanqui.
Nos toca a nosotros, los pueblos del mundo, parar este futuro regido por dólares y bombas inteligentes. Es esencial alejarnos de las instituciones dominantes y los métodos rutinarios del sistema, romper el yugo de su proceso político, y transformar el terreno político por medio de grandes movilizaciones populares contra todo el rumbo de la sociedad y el mundo.
Miles de millones de personas se oponen a la dominación yanqui y quieren un mundo mejor. A la mañana siguiente de la aprobación de la resolución en la ONU, 400,000 personas de toda Europa se reunieron en Florencia, Italia, para protestar contra un ataque a Irak.
Tenemos que movilizar nuestras fuerzas, hacer oír nuestra voz, construir nuestras redes, difundir nuestro punto de vista, compartir nuestro valor, trazar planes y buscar los medios para unirnos contra esta campaña de guerra y represión.
El tiempo apremia. Ya han despachado los ejércitos y alistado a los gobiernos. Es hora de la resistencia.
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