"La
`guerra en beneficio de los asentamientos'
y el camino para
la
paz entre Israel y Palestina"
Posición del
Partido Comunista de ISRAEL ( MAYO 2002)
La guerra comenzada
por el Gobierno de Sharon, a fines de Marzo 2002, para reocupar los territorios
controlados por la autoridad Palestina fue otra fase de una guerra que ya se
extiende por 18 meses, dirigida a eliminar por la fuerza militar los derechos
nacionales del pueblo palestino, y en primer lugar, su derecho a un Estado
soberano al lado del Estado de Israel, y para consolidar el control Israelí y
sus asentamientos en los territorios ocupados en 1967.
En el último año,
durante el que el Gobierno de derecha de Sharon y Péres
ha estado en el poder, miles de palestinos han sido asesinados así como
alrededor de 400 israelíes, muchos miles han sido heridos.
El sufrimiento humano, las heridas, el hambre, los daños materiales y
económicos de la guerra, debe movilizar a todos los seres conscientes, a todos
para quienes los derechos civiles y los derechos de las naciones tienen
significación, para adoptar iniciativas contra la guerra y por una paz justa
entre israelíes y palestinos.
No habrá termino al
baño de sangre, mientras la causa principal de la violencia y destrucción no
sea atacada y esta es el continuo dominio de Israel sobre los territorios
palestinos
ocupados en junio de 1967.En el tiempo de la continua ocupación de Israel,
estos últimos 35 años, 140 asentamientos han sido construidos en los
territorios ocupados, más de un tercio de los territorios de la Cisjordania y
Gaza han sido tomados, y numerosos crímenes de guerra han sido cometidos.
La continua ocupación de 35 años continua siendo ilegal e inmoral.
La
política del laborista Barak
La política del
Gobierno de Sharon-Péres
ha conducido a una escalada de la confrontación y a intensificar una guerra
contra el pueblo palestino y contra sus líderes elegidos e internacionalmente
reconocidos, encabezados por Yasser
Arafat. Lamentablemente la mayoría
de los gobiernos israelíes han adherido a una política de negación del
derecho de a la
autodeterminación del pueblo palestino
por más de 50 años.
En un intento para
justificar esta guerra criminal, Sharon y sus colaboradores han estado alegando
que el anterior gobierno laborista
encabezado por Ehud Barak había
ofrecido a los palestinos un "Estado
conteniendo un 95% de los territorios", pero que los lideres palestinos habían
rechazado esta generosa oferta prefiriendo la opción militar. Este argumento no
tiene ninguna base.
El Gobierno de Barak
ignoró completamente su obligación de continuar la implementación de los
acuerdos firmados con los palestinos. En
los dos años que estuvo en el poder (Mayo 1999 a Junio 2001), el Gobierno de
Barak no transfirió ninguna porción
de tierra ocupada a los palestinos,
por el contrario, expandió la construcción de asentamientos en una escala sin
precedentes. Cuando Ehud Barak se dio
cuenta que su gobierno
estaba por caer, intentó imponer a los palestinos un acuerdo por el cual el
propuso una entidad palestina no
viable, sin control real sobre sus fronteras, su espacio aéreo, sus fuentes de
agua, además la anexión de espacios adicionales de la Cisjordania, donde se
han establecido la mayoría de los asentamientos (junto a aquellas regiones que ya habían sido anexadas en 1967 en la
región de Jerusalén.) El así llamado "95% de los territorios" que Barak
declaraba que había sido ofrecido no fueron nunca respaldadas por un mapa y
Barak nunca indicó cuales asentamientos estaba
dispuesto a evacuar.
Es importante
recordar que Barak, como jefe de gobierno, autorizó la provocativa visita de
Sharon -entonces líder de la oposición- a
la explanada de las mezquitas
sagradas ( Harem-a-Sharif-
o Templo
del Monte)
en Jerusalén en septiembre de 2000. Al día siguiente, ocho palestinos fueron
acribillados por la policía israelita en ese sitio sagrado. Esta acción
desencadenó el segundo levantamiento palestino (Intifada). Las legítimas
acciones de protesta de árabes-
ciudadanos de
Israel contra la matanza, fueron
reprimidas con violencia: trece palestinos ciudadanos israelíes
fueron asesinados por la policía de y varias decenas resultaron heridos.
Si recordamos que Barak
había estado cortejando a Sharon para que se uniera a su gobierno, podemos
concluir que la "campaña de paz" de Barak estaba en realidad destinada a
"probar" que Arafat y la Autoridad Palestina no son interlocutores válidos
para la paz, y que por lo tanto no había alternativa a la escalada militar. De
hecho, en octubre de 2000, Barak organizó una ofensiva militar contra ciudades
palestinas en la Cisjordania y en la Franja de
Gaza, la que incluyó ataques con cohetes,
bombardeo aéreo y sitio total de las ciudades palestinas.
La política de
Sharon
El Primer Ministro
Sharon --quien en sus precedentes funciones militares y civiles fue responsable
de la instalación de docenas de asentamientos, de la demolición de casas de
los árabes, de la guerra del Líbano en 1982, incluyendo la masacre en los
campos de refugiados de
Sabra y Shatila-- está conduciendo una política de mano dura particularmente
violenta contra el pueblo palestino y su liderazgo.
Aunque ya estamos
viviendo en el siglo XXI, Sharon continúa levantando la bandera del
colonialismo. Está convencido que Israel tiene el derecho de gobernar a 3.5
millones de palestinos que viven en los territorios ocupados por Israel en 1967,
y que es posible eliminar sus derechos nacionales por medio de la supremacía
militar. Si de Sharon dependiera, todo el territorio ocupado por Israel en junio
de 1967 permanecería para siempre bajo ocupación, y sólo está preparado para
conceder a los palestinos una autonomía limitada en un número de
"Bantustanes", con responsabilidad en la administración de las aguas y
reparación de las rutas, y eso en no más del 40% de los territorios ocupados.
Es importante subrayar
que el gobierno de Sharon planea lograr sus objetivos políticos por medio de
una guerra sin piedad. Sharon y los líderes de extrema derecha conciben un
"Gran Israel" que incorpore la Cisjordania en la cual los palestinos vivirían en un régimen de "apartheid modelo
2002". No hay lugar en los planes de Sharon para un estado palestino
independiente y viable que coexista en paz con Israel. Con el objetivo de sacar
de la agenda el establecimiento de un estado palestino, Sharon ha instruido al
ejército israelí para destruir sistemáticamente todos los instrumentos de
gobierno y todas las instituciones civiles que han sido instaladas en los
territorios desde los acuerdos de Oslo. Esta es también la razón del
"sitio" que ha sido impuesto al jefe de la Autoridad Palestina, Arafat, y de
la destrucción de los edificios de Ramallah donde estaban instaladas sus
oficinas. Desde el punto de vista de Sharon, el objetivo de la eliminación de
Arafat es sacar de la orden del día el establecimiento de una Palestina
independiente.
El gobierno
Sharon-Peres está consciente de la resistencia popular palestina a la prosecución
de la ocupación y de la aspiración del pueblo palestino a la independencia
nacional y a un estado. Y
para reprimir la aspiración natural a vivir libres de la ocupación extranjera,
el ejército israelí fue enviado a fines de marzo a las ciudades y campos de
refugiados palestinos. El objetivo de esta guerra es el de obligar a los
palestinos a aceptar la "solución" que propone Sharon, específicamente la
continuación de la ocupación israelí. El ejército israelí ha conquistado
las ciudades y los campos de refugiados, ha cometido crímenes de guerra,
ejecuciones sin juicio, ha impuesto sitio militar y económico, ha hambreado a
la población palestina y ha interrumpido la asistencia médica, impidiendo a
los niños y a los estudiantes asistir a escuelas y universidades, e impidiendo
a mujeres embarazadas a dar a luz en los hospitales.
La responsabilidad de
la administración Bush
El condenable ataque
terrorista a Nueva York en septiembre de 2001 ha sido explotado por la
administración Bush para instalar una campaña para reorganizar el mundo de
acuerdo a los intereses de los monopolios estadounidenses y de la hegemonía
militar estadounidense. Con estos objetivos, la administración Bush conduce la
guerra en Afganistán y prepara futuras guerras contra Irán, Irak y otros
estados.
El gobierno Sharon-Peres
ha reaccionado a estos cambios en la arena internacional, tratando de usar la
"guerra contra el terrorismo", que
es el pretexto para la intensificación de la agresión americana. Para obtener
el apoyo de USA y otros gobiernos en su guerra sin piedad contra los palestinos,
Sharon y los líderes del ejército israelí
han decidido acoplarse al carro de la "guerra contra el terror". Le
han puesto la etiqueta de "autoridad terrorista" a la Autoridad Nacional
Palestina, esperando que esa
etiqueta acallará la crítica a la guerra de Israel para terminar con la
autoridad palestina.
En el marco de esta política,
el gobierno de Sharon ha declarado su apoyo al plan militar de USA para atacar a
Irak y como recompensa ha obtenido el apoyo total -militar, económico y político-
de la administración Bush para la ofensiva militar contra el pueblo palestino y
su liderazgo.
La administración Bush
ha tratado de acallar las críticas por su apoyo a esta guerra y la prolongación
de la ocupación, organizando las visitas del Ministro de RR. Exteriores Powell,
el vice-Presidente Cheney y el emisario general Zini, pero sin dejar de dar su
apoyo concreto al gobierno de Sharon-Peres y a su política destructiva. Debe
subrayarse que sin este decidido y total apoyo de la administración de Estados
Unidos, Sharon no sería capaz de continuar con esta guerra y llevar adelante
sus planes de anexión y de abolición de los derechos del pueblo palestino.
Pero el cínico cálculo
de que usando la etiqueta de "guerra contra el terrorismo" para denominar a
la guerra contra el pueblo palestino, le iba a permitir recibir apoyo
internacional, no tomó en cuenta las reacciones de horror que provocaron en el
mundo las terribles escenas de bombardeo, destrucción, muerte y duelo como
consecuencia de la reocupación de las ciudades y campos de refugiados. Los
cuadros de horror que fueron vistos en la televisión en todo el mundo,
provocaron una aguda crítica internacional a los crímenes de guerra cometidos
por Israel.
Frente a la crítica
internacional, la administración Bush se vio obligada a tomar la iniciativa de
hacer aprobar la resolución 1397 del Consejo de Seguridad de la ONU, que
incluye un estado palestino en los futuros acuerdos de paz
y fue obligado apoyar las Resoluciones 1402 y otras que siguieron, que
piden a Israel detener la guerra inmediatamente y retirar al ejército de las
ciudades y pueblos bajo soberanía palestina. Pero en paralelo a su apoyo a las
resoluciones del Consejo de seguridad, la administración Bush sigue acusando a
Arafat y a la Autoridad Palestina de ser responsables del derramamiento de
sangre y les pide que terminen lo que llaman la "violencia palestina".
Ataques terroristas
contra civiles
Los ataques
terroristas contra civiles, incluyendo ataques suicidas en centros urbanos de
Israel, son actos intolerables que deben ser condenados sin ambig&udiaer;edad.
El Partido Comunista
de Israel condena por principio los ataques terroristas, cuyo objetivo es
sembrar la muerte y el temor entre los civiles y declara categóricamente que el
terror no es una forma legítima de lucha.
Los actos de terror
en nada contribuyen a la justa lucha contra la ocupación israelí sino que por
el contrario la perjudican. Para alcanzar una paz justa y duradera, los que
predican la guerra y los abogados de la ocupación deben ser aislados; pero los
actos de terror ayudan a Sharon y a la extrema derecha a movilizar la opinión pública
a que apoye la guerra sin piedad contra el pueblo palestino.
Muchos años de
experiencia han demostrado que 35 años de ocupación, opresión y humillación
--que constituyen en sí mismos un estado de terror-- son un terreno fértil
para el surja el grave y negativo fenómeno de los ataques suicidas. Debe
subrayarse que Yasser Arafat, jefe de la
Autoridad Palestina, al igual que otros líderes palestinos, han condenado los
ataques de terror contra civiles israelitas. De manera que poner fin a la
ocupación y establecer una justa paz basada en el respeto del derecho del
pueblo palestino a tener su propio estado independiente junto al estado de
Israel, es el camino para erradicar el terror.
Expresiones de
antisemitismo en el mundo
El Partido Comunista
de Israel condena el resurgimiento del antisemitismo en diferentes países del
mundo, que se ha hecho más frecuente últimamente. El antisemitismo, que es una
expresión de odio nacional y de persecución religiosa, debe ser condenado
categóricamente. Las expresiones de antisemitismo les sirven fundamentalmente a
Sharon, quien está interesado en presentar a Israel como una víctima del odio
hacia los judíos, para justificar su guerra devastadora y la prolongada opresión
del pueblo palestino.
La lucha contra la
ocupación, para desmantelar los asentamientos y por una justa paz es de interés
para los dos pueblos, israelíes y palestinos, judíos y árabes, y de todos los
pueblos del mundo. Esta lucha es una continuación directa de las heroicas
luchas de los pueblos ocupados contra la ocupación extranjera, contra la
privación de sus derechos nacionales, contra la persecución basada en
argumentos nacionalistas, racistas o religiosos. En consecuencia, la lucha
contra las manifestaciones de antisemitismo es parte inseparable de la lucha por
la paz y la justicia en el mundo y también en el Medio Oriente.
Los israelíes
y el costo de la ocupación
La prolongada ocupación,
una vez más ha degenerado en una guerra terrible, por la cual el pueblo de
Israel está pagando un elevado precio: una crisis económica y social, la
supresión de los derechos democráticos, un aumento en los estallidos racistas
y una atmósfera de temor.
Además de los costos
humanos, los israelíes están pagando un pesado costo social y económico. Debido a la renovada
guerra contra el pueblo palestino, que se está desarrollando desde hace unos 18
meses, la crisis económica en Israel se ha profundizado: sectores enteros han
colapsado y la tasa de desempleo sobrepasa el 11%. El gobierno dedica más de la
mitad del presupuesto anual a financiar la guerra y la ocupación. Al mismo
tiempo, recorta una y otra vez las asignaciones para los niños y los ancianos,
para la educación y los servicios de salud. Reduce el salario mínimo, recorta
las asignaciones por cesantía y la ayuda social, aumenta el número de los
pobres. El gobierno reduce deliberadamente y con especial severidad los derechos
sociales de los ciudadanos árabes de Israel.
El gobierno
Sharon-Peres ha aprovechado los largos meses de guerra para hacer adoptar una
serie de leyes que restringen la libertad de expresión y la libertad de prensa,
restringen el derecho de los que se oponen a la ocupación para ser candidatos a
la Knesset; se han reforzado los órganos de represión interna, y las
tendencias nacionalistas en el sistema educacional.
La influencia de la
ocupación sobre el estado de ánimo de la sociedad israelí es compleja. El
temor creciente y la desesperanza han llevado a parte de la población israelita
al extremismo nacionalista y racial. Líderes de la extrema derecha están
conduciendo una campaña para asustar al pueblo, para así movilizar apoyo para
una expulsión masiva de palestinos ("transferencia") como "la solución
final" a los problemas políticos.
Esta mezcla de la
crisis socio-económica con los atropellos a la democracia
y la incitación racial anti-árabe,
está siendo explotada para acelerar el proceso de fascistización de la
sociedad. Esto constituye un grave peligro para el futuro de la sociedad israelí.
Israelíes
contra la ocupación.
Desde hace algunos
meses, amplios sectores de la sociedad israelí se han liberado de la ilusión
de la fuerza. Cantidades crecientes de ciudadanos se oponen a los crímenes de
guerra y están participando en acciones de protesta de la izquierda y de varios
movimientos pacifistas. El Partido Comunista de Israel, junto con sus aliados
del Frente Democrático para la Paz y la Igualdad (Hadash), está jugando un rol
activo en la organización de las protestas y las acciones solidarias y sus
miembros participan activamente en varios movimientos pacifistas.
El fenómeno, de una
envergadura sin precedentes, de oficiales y soldados que rehúsan participar en
acciones militares en los territorios palestinos ocupados, crea una dinámica
que legitima cada vez más diferentes formas de oposición a la política de
fuerza y ocupación, conducida por el gobierno de Sharon-Peres. Especialmente
notorio es el número creciente de mujeres y madres, incluyendo mujeres
embarazadas, que están participando en acciones de protesta. "La ocupación
nos mata a todos" y "Hay que parar la guerra" se han transformado en los
slogans de los oponentes a la política de Sharon.
En Tel-Aviv y Jerusalén, en Haifa y Nazaret
muchos miles de personas manifiestan reiteradamente exigiendo parar la guerra
inmediatamente, abandonar los territorios ocupados e impulsar negociaciones de
paz con la Autoridad Palestina encabezada por Arafat.
En las condiciones
actuales, la tarea principal de los activistas por la paz en Israel, además de
las acciones de solidaridad con los palestinos, es acortar los días del
gobierno de Sharon y sacarlo del poder.
El obstáculo
principal para lograr este objetivo es la participación del Partido Laborista
en el gobierno de Sharon. El Partido Laborista le otorga a Sharon una coalición
mayoritaria con una fachada de moderación política, pero en los hechos es un
aliado total en los crímenes de guerra y en la brutal represión en los
territorios ocupados. El Presidente del Partido Laborista, Benjamin Ben-Eliezer
es el Ministro de Defensa, responsable directo de la guerra, la destrucción,
las ejecuciones y el aplastamiento al pueblo palestino. Shimon Peres, Ministro
de Relaciones Exteriores, sirve de "hoja de parra" para la brutal política
de ocupación de Sharon. Uno de los objetivos de las fuerzas pacifistas de
Israel es lograr, tan pronto como sea posible, la retirada del Partido Laborista
del gobierno de Sharon.
Otra condición para
el éxito de las fuerzas de la paz en sacar a Sharon y a la extrema derecha del
poder, es el desarrollo de una lucha conjunta de árabes y judíos. Sin
cooperación sobre la base de la igualdad y el respeto mutuo, la izquierda
israeli y las fuerzas por la paz, la democracia y los derechos civiles no tienen
ninguna posibilidad de lograr sus objetivos. Como portadores de la bandera de la
igualdad y la unidad de la lucha de árabes y judíos durante 83 años, nosotros
los comunistas vemos la lucha de los ciudadanos
árabes-palestinos
de Israel contra la discriminación nacional y racial como una parte
inseparable de la lucha por una sociedad israeli que lucha por la paz y la
igualdad y defiende los derechos democráticos y civiles.
El camino para una
paz justa y estable
La lucha contra la
ocupación y por una paz justa y estable entre israelies y palestinos, tiene por
objetivo el establecimiento de un
estado palestino con Jerusalén Este como su capital, al lado del Estado de
Israel y donde el problema de los refugiados será resuelto de acuerdo con las
resoluciones de la ONU. Pero mas allá de las situaciones locales, el
foco de guerra en
Medio Oriente concierne a todos los pueblos del mundo.
La permanencia de la
ocupación y de la sangrienta confrontación con sus terribles pérdidas de
vidas humanas, destroza la vida del pueblo palestino y mina la vida social y la
democracia en Israel. Consecuentemente,
los partidarios de la paz en la región y en el mundo deben internalizar la
lección humana y democrática siguiente: la ocupación es una calamidad para
ambos pueblos, israelí y palestino; un pueblo no puede construir su futuro
sobre las ruinas de otro pueblo; no hay solución militar al persistente
conflicto nacional israelí palestino.
El compromiso de los
partidarios de la paz en el mundo, en la lucha por poner fin a la ocupación
israelí y su solidaridad con el pueblo palestino y con las fuerzas de paz en
Israel es de considerable importancia. Es
una valiosa contribución para la salvación de los pueblos israelí y palestino
de la desgracia que los golpea.
En estos días trágicos,
consideramos importante presentar ante la comunidad internacional comprometida
con la lucha para poner fin a la ocupación y para llevar paz y seguridad a la
región, algunos objetivos específicos.
Remover todas las
restricciones del movimiento de Yaser Arafat, Presidente de la Autoridad
Palestina, defender sus derechos como líder electo y reconocido.
Intervención
internacional en el conflicto estacionando fuerzas de Naciones Unidas para
separar las fuerzas israelitas y palestinas.
Alrededor de mil personalidades de Israel firmaron
recientemente un llamado en tal sentido que fue enviado al Secretario General de
la ONU.
El boicot de las mercancías
producidas en los asentamientos como un medio de hacer evidente que los
asentamientos son un principal obstáculo en el camino hacia la paz.
Aplicación de
presiones por los partidos políticos y organizaciones sobre el Partido
Laborista para abandonar inmediatamente el Gobierno de Sharon, al mismo tiempo
que rechacen el injustificado pretexto que el Partido Laborista tendría una
influencia moderadora sobre las políticas de Sharon.
Reinicio
inmediato de las negociaciones israelí-palestinas a partir del punto en
que ellas concluyeron en los días de Barak y Clinton.
Teniendo en cuenta la
compleja experiencia de los acuerdos de Oslo y los obstáculos para su
implementación, el intolerable sufrimiento del pueblo palestino y el deterioro
de la sociedad israelí, nuestro punto de vista es que las propuestas de Sharon
de alcanzar acuerdos interinos, de acordar "una Conferencia Regional", se
orientan a impedir el fin de la ocupación y que propuestas como esas deben ser
rechazadas.
Aunque los artículos
del documento propuesto por el Príncipe de la Corona Saudita y adoptado por la
Liga Arabe son bien conocidos componentes de una paz justa, es importante
advertir contra todo intento norteamericano o israelí de interpretar el
documento en el sentido que las negociaciones de paz puedan ser realizadas sin
la Autoridad Palestina, sin la OLP y sin el Presidente Arafat.
Existen dos
alternativas ante los pueblos israelí y palestino y ante todos los pueblos de
la región:
-
La continuación de la guerra, la ocupación, los asesinatos, la
destrucción y el temor del futuro,
-
O el establecimiento de una paz justa y estable, basada en el
reconocimiento a los pueblos de su autodeterminación, sobre la base del fin de
la ocupación, el desmantelamiento de todos los asentamientos, haciendo de la
"Línea Verde" una frontera de paz entre el Estado de Palestina y el Estado
de Israel. En los marcos de un
acuerdo de paz, Jerusalén Este será reconocido como la capital de Palestina, y
Jerusalén Oeste como la capital de Israel; el problema de los refugiados
palestinos será resuelto mediante un acuerdo basado en la resolución de la
ONU; soluciones concordadas se alcanzaran también problemas adicionales, tales
como recursos hídricos, seguridad de los acuerdos, cooperación económica y
otros.
El destino de los dos
pueblos, israelí y palestino, depende de poner fin a la ocupación y de
encaminarse en la senda de la paz y de las relaciones de buena vecindad, lo que
creará las condiciones para movilizar los pueblos para construir una vida
mejor, una vida de democracia, igualdad y justicia social.
Tel-Aviv, comienzos
de Mayo 2002.
Partido Comunista de Israel - P.O.Box 26205, Tel-Aviv
61261
Tel. + 972.3.6293944 / fax +
972.3.6297263
www.maki.org.il
- info@maki.org.il