Guatemala: una historia sin resolución
César Díaz(6)
Muchos en Guatemala creen que la reconciliación será imposible sin la verdad. No olvidemos, pues, lo que pasó.
El 20 de octubre de 1944 se produjo una revolución democrática que expulsó al dictador Ubico. «Hicieron una Constitución que decía que había que hacer leyes para que nuestros abuelos ganaran un sueldo bueno a los trabajadores despedidos se les pagaba indemnización se hicieron hospitales, guarderías, escuelas», cuenta un documento del arzobispado guatemalteco.
Pero --según reza el citado documento del arzobispado-- «los finqueros dijeron que los comunistas (no eran tal cosa) nos quieren quitar todo. Llamaron a sus amigos del gobierno de Estados Unidos». Y armaron un ejército, la CIA organizó una campaña de desprestigio.
Es también necesario recordar la implicación de algunas grandes multinacionales norteamericanas, y especialmente la United Fruit Co. Hagámoslo en palabras del escritor Carlos Fuentes: « La compañía frutera protestó contra la Ley de Trabajo promulgada en 1947, y amenazó con retirarse de Guatemala antes que cumplir las nuevas disposiciones laborales (seguridad en el trabajo, compensación por accidentes, salud, educación y protección a la maternidad), pero no encontró eco en el gobierno de Truman, pero cuando los republicanos, con Einsenhower, llegaron al poder, las alianzas entre la oligarquía guatemalteca, la compañía frutera y el gobierno de Washington se trataron sólidamente».
El secretario de Estado, John Foster Dulles, había negociado como abogado los provechosos acuerdos entre la United Fruit y el monopolio norteamericano de los ferrocarriles guatemaltecos. Su hermano, Allen Dulles, había sido abogado del banco autorizado para recibir fondos secretos de la CIA: Einsenhower lo nombró director de la Agencia. Y John Moors Cabot, el subsecretario de Estado para Latinoamérica, era accionista de la United Fruit.
Cuando el gobiernos de Arbenz, en marzo de 1953, aplicó las leyes agrarias contra las tierras ociosas de la compañía frutera, ésta le pidió a la CIA: derroquen a Arbenz.
Después, en 1960, unos militares jóvenes intentaron cambiar la situación, pero fracasaron. De sus cenizas nació la guerrilla. En la década de los 80, con el Frente Sandinista triunfante en Nicaragua, y la guerrilla salvadoreña cada vez más fuerte, creció el levantamiento popular. También la represión. Y el apoyo de los Estados Unidos. Se calcula que unas 400 comunidades desaparecieron del mapa y que uno de cuatro campesinos se volvieron desplazados internos o refugiados entre 1980 y 1984.