El pasado 6 de mayo el Comité de Relaciones Exteriores de la Cámara de Representantes de los EE.UU aprobó diez enmiendas a la ley sobre Reforma de la Política Exterior, dirigidas a recrudecer el bloqueo contra Cuba y asignar fondos a la subversión interna. Algunos de los proyectos se incorporarán a la ley Helms-Burton con el propósito de endurecerla, mientras que otros modificarán legislaciones anteriores. Las enmiendas hacen más estrictas las medidas de chantaje y represalia contra los países que mantienen relaciones mutuamente ventajosas con Cuba; aprueban y regulan la asignación de fondos para grupos contrarevolucionarios internos; introducen modificaciones en las transmisiones radiales y televisivas dirigidas ilegalmente hacia Cuba y sientan precedentes que, de hecho, amplían las facultades del Congreso en materia de política exterior, en detrimento de las del Poder Ejecutivo.
Con el objetivo de minimizar cualquier oposición que estas enmiendas pudieran suscitar en otras instancias legislativas y ejecutivas, los miembros del Comité de Relaciones Exteriores realizaron todo el proceso de discusión y aprobación en la más absoluta reserva, para presentarlo como un hecho consumado.
La prensa estadounidense, por su parte, ignoró completamente el asunto. Una vez alcanzado su objetivo, el pequeño grupo de legisladores de origen cubano que encabeza esta ofensiva dio a conocer la intención de introducir legislaciones adicionales, entre las cuales se incluye el gravamen de un impuesto a las compañías de terceros países que comercien con Cuba.
Las actuales maniobras anticubanas se suman a la ya muy larga lista de agresiones, hostilidad, intentos de aislamiento y asfixia que todos los gobiernos estadounidenses, desde el de Eisenhower, han realizado infructuosamente para colocar a Cuba en la senda del retorno al neocolonialismo. Tales políticas están condenadas al fracaso, pero entorpecen y encarecen la obra del pueblo cubano encaminada al desarrollo sustentable, con democracia, justicia e igualdad..
Al denunciar enérgicamente esta nueva escalada de agresiones contra nuestro pueblo, el Partido Comunista de Cuba alerta a los partidos y movimientos políticos del mundo que la actitud del gobierno de Estados Unidos no se explican exclusivamente por su obsesión en destruir a la Revolución Cubana. El bloqueo contra Cuba -- incluida la ley Helms Burton y sus modificaciones posteriores -- es sólo la expresión más evidente y descarnada de una política mundial destinada a afirmar el «derecho supremo» que ese país se atribuye de tutelar las relaciones internacionales e intervenir en los asuntos internos de otros Estados. Ese proceso comprende la afirmación de la facultad de decidir cuáles deben ser los patrones de conducta de otras naciones, las características de sus respectivos sistemas políticos, la composición «adecuada» de sus gobiernos y legislaturas, así como el establecimiento de las condiciones en que pueden acceder o no al mercado mundial.
La ley Helms-Burton y sus propuestas de modificación son medidas que no sólo violan la soberanía de Cuba y el derecho de terceros países al libre comercio, sino constituyen --además-- la afirnación de métodos y mecanismos que ya quedan incorporados al arsenal de los procedimientos generales del Gobierno y el Congreso de los estados Unidos, para ser utilizados contra otras naciones con el objetivo de hacer prevalecer sus intereses estrechos en el actual proceso mundial de redefinición de las relaciones económicas, políticas y militares.
Paralelamente resulta preocupante constatar como un pequeño grupo de legisladores tiene la capacidad de imponer su agenda monotemática, con la complacencia y tolerancia del Congreso y el Presidente. El paquete legislativo anticubano --aprobado por el Comité de Relaciones exteriores de la Cámara en virtual secreto-- sienta un precedente con graves implicaciones para el propio sistema político de los Estados Unidos, especialmente en una coyuntura en que cobran fuerza en ese país corrientes racistas, chauvinistas y guerreristas de ultraderecha. Tales mutaciones constituyen también el germen de un nuevo foco de inseguridad en las relaciones internacionales, porque legitiman la utilización de procesos conspirativos para el diseño de la política estadounidense.
Frente a esta nueva ofensiva intervencionista de los Estados Unidos, Cuba hace un llamado a la solidaridad que juega y jugará un papel destacado en la defensa de los mejores interese de la humanidad. Pero esa solidaridad no es sólo con Cuba. Estamos frente a un problema común que debemos enfrentar unidos: en la medida en que se permita que tal política intervencionista avance con relación a Cuba, el espíritu de la ley Helms-Burton se extenderá progresivamente a las relaciones de los Estados Unidos con el resto del mundo, como ya lo está haciendo en numerosos casos, por lo que a todos nos interesa reaccionar enérgicamente.
Partido Comunista de Cuba