EL GATO ENCERRADO (ME LO TEMÍA)

por Ramón Cánovas

ramonc@serconet.com

Cuando el 1º de Mayo me pasaron el nº 0 de EL GATO ENCERRADO, mi afilado olfato de años de militancias me dijo que algo no olía bien. Cuando después he ido adquiriendo los primeros números, confirmé que mis sospechas estaban acertadas. Entre sus páginas pulula el discurso del grupo Prisa: El País, la Cadena Ser; el PSOE y sus nuevos allegados al pesebre: NI y la dirección verticalista, antiparticipativa y escasamente democrática de CC.OO. Sin que falten los verticalistas por excelencia y firmantes en su día del despido libre: UGT. Ya se va apuntando para las próximas elecciones, que este sindicato pedirá el voto trabajador para el partido liquidacionista de los derechos laborales: el PSOE. Se añoran los buenos tiempos en los que todos chupaban de la teta del dinero público. Tampoco faltan los justificadores del terrorismo de estado; todo ello aderezado, con unas páginas sobre ONGs y movimientos alternativos (para disimular).

Con EL GATO ENCERRADO nos encontramos «a los catorce años de gobierno socialdemócrata con distinto ropaje». Los que decían: «Para repartir la tarta primero hay que crearla», y también «La empresa pública sólo abarcará el trabajo administrativo». Por lo visto pretenden atraer el voto de todo el abanico social, desde la extrema derecha con Barrionuevo y su altanera preocupación por la suerte de las fuerzas de seguridad del estado, hasta la extrema izquierda con el «descamisao» Alfonso Guerra. Pasando por los respetuosos: Felipe, el estadista europeo; Javier Solana, SG de la OTAN; Santesmases, el florero de la izquierda; y los nuevos fichajes populistas, Garrido y Almeida. El aparato es como un pulpo con infinidad de brazos, cada uno destinado a la captación de votos en un sector social. Votos que después se ponen al servicio de «la única política posible», la del capitalismo. Estos son los firmantes y los que votaron en el Parlamento la reforma laboral de mayo del 97. La burguesía populista es lo que se esconde detrás de la nueva revista que se autocalifica de «periódico impertinente de la semana».

Este periódico semanal en su propaganda se presentaba como medio de expresión y denuncia para personas y colectivos que tienen difícil acceso a la prensa nacional. Sin embargo, a los que se les publica, son los mismos que a diario nos los encontramos en las tertulias de la radio y los programas de las cadenas de televisión defendiendo las opciones del PSOE. Me suenan los nombres de Ramón Cotaredo, Luis Racionero y otros. Por lo que el periódico en cuestión, en el fondo y en la forma, es una prolongación de las opiniones de las tertulias, sólo que hechas desde un solo bando. Se enmarca en la línea del programa de la SER con Fernando Delgado «A vivir que son dos días». Con este presentador, el programa adquiere un tinte Felipista que le rezuma por los cuatro costados. La tertulia es al 90% monocolor. Las noticias tienen el sesgo pertinente más un comentario: «El Mirón», que el propio Fernando Delgado escribe, lee y en el que reparte sus dardos entre el PP y Anguita. Este es el ejemplo de la radio democrática y participativa del grupo «progresista» de comunicación PRISA. Volviendo al Gato Encerrado, en el número 5, se hace una crítica de la manifestación del 20-J en Madrid convocada por IU, calificándola de «romería». También se le dedica otra crítica al juez Joaquín Navarro. Al que lo mismo que a Anguita, se le saca a relucir su pasado y se aplaude la propuesta de sanción hecha al Consejo del Poder Judicial (por falta de respeto al citado órgano). El reaccionarismo del PRI español no tiene límites. Impulsaron: el terrorismo de estado, el ladronicio de dinero público, el enchufismo en comunidades y ayuntamientos, la ley Corcuera, y ahora les parece bien que se persiga el derecho de expresión. No en vano también tuvieron en mente el proyecto de una ley mordaza. Y a esta suma de actitudes integristas hay que llamarle «izquierda».

En las críticas que desde la izquierda se le hacen al PSOE, nunca se cae en el desprecio y el insulto personal, como hace Rita Luna en el artículo sobre el juez Navarro. En él se escriben frases cómo las siguientes: macho adulto, citador compulsivo y pedante, verbo eyaculatorio, embaucador (¿más que Felipe y Guerra?), cachorro, torturador de tímpanos, citador verborreico, y termina con un juego de letras: (T. Jodes). La revista y los que en ella escriben, se descalifican por sí solos. Por lo que pienso, haríamos un favor a nuestra salud mental, no volviéndola a comprar.

Estamos llegando a situaciones en que la razón no sirve como medio de debate. Cuando se miente con tanto descaro, es imposible dialogar y se hace real el dicho fascista: «la verdad es una mentira cien veces repetida». Digo esto, a propósito del comentario sobre Anguita, en el que se afirma: que al cabo de diez años, se manifiesta por primera vez. Personalmente lo he visto en bastantes primeros de mayo, sin ir para hacerse la foto como hizo Borrell. Así como en todas las últimas grandes protestas obreras, que por cierto han abandonado las direcciones verticalistas de CC.OO. y UGT. Las banderas de IU han estado en la manifestación y huelga de enero-94 y mayo-92.

Esta forma de hacer periodismo es ajena a la izquierda. Y, como no es posible el dialogo con la mentira y la descalificación personal, no queda más alternativa que ignorarles.


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