por Elson Concepción Pérez
{18}NOTA 9_1
Cuando en la época de la Perestroika se comenzó a destruir lo que al parecer se estaba rectificando, la entonces Unión Soviética, en medio del estancamiento y de otras dificultades, tenía indicadores productivos altos y reales, seguridad social, empleo, salud y educación muy superiores a los de ahora, ocho años después, donde la construcción del capitalismo ha demostrado ser el gran fracaso.
Lo que expondré en este análisis es una valoración objetiva utilizando solo fuentes oficiales rusas y despachos cablegráficos de lo que ocurre en aquel gran país y que hoy es motivo de preocupación en todo el mundo.
Recuerdo que a principios de este año el presidente de Bielorrusia --país que junto a Ucrania y Rusia firmó la desintegración de la URSS en 1991--, calificó a este hecho como «la catástrofe geopolítica del siglo XX».
El capitalismo hasta ahora ha dejado entre sus «éxitos», que la expectativa de vida haya bajado de más de 70 años a 58 en la actualidad (lugar 135 en la lista mundial); la mortalidad infantil sea superior a 21 por mil; y no disponga de fondos para pagar salarios atrasados equivalentes a unos 3.500 millones de dólares...
En aquel «río revuelto» de la última década, con el afán de «llegar rápido» al capitalismo, 126.000 empresas que fueron privatizadas, se vendieron a los precios irrisorios de 1.300 dólares la unidad, lo que contribuyó a que las arcas del Estado se quedaran sin recursos.
De esa forma la propiedad privada fue sustituyendo a la estatal, las reglas del capitalismo se aplicaron en medio del caos, la indiferencia y la anarquía.
Con el nuevo sistema, también llegaron a Rusia la droga, las mafias, la corrupción, la delincuencia. El país más grande del mundo es un objetivo del narcotráfico internacional y ya en 1997 se produjeron 180.000 crímenes vinculados a la droga, además de que 2.659 personas murieron por consumirla.
De acuerdo con datos del Ministerio del Interior Ruso, el comercio ilegal de drogas ascendió a 1.500 millones de dólares y, lo que es peor, la mayoría de ese dinero fue empleado en la adquisición de acciones en importantes firmas y empresas privatizadas.
Este proceso se ha visto más violentado aún con la fuga de capitales del país. Rusia ha sido «desangrada financieramente», si se tiene en cuenta que los nuevos ricos y millonarios salidos de este experimento capitalista, han sacado hacia bancos occidentales una cifra superior a los 300.000 millones de dólares.
Otros ejemplos: los pequeños y medianos negocios en Rusia gastan el 10 por ciento de sus ingresos para sobornar a las estructuras gubernamentales. Como mínimo utilizan el equivalente a 81,5 millones de dólares al año para sobornar a empleados del gobierno, según afirmó el director del programa del Consejo de Política Exterior y Defensa, Andrei Fiodorov, citado por NTX.
Otro cable: Mientras Rusia pide más créditos internacionales, del FMI y el Banco Mundial, el auditor jefe del Tribunal de Cuentas, Veniamin Sokolov, denunció que los préstamos internacionales se malversan o se roban. Y puso el ejemplo que el Fondo de Protección de Inversores recibió del Banco Mundial 31 millones de dólares de préstamo para ayuda a los miles y miles de rusos estafados, y en dos años y medio no se pagó ni un solo dólar.
Este mismo año el jefe del Comité Estatal de Estadísticas ruso, Yuri Yurkov y su principal asistente fueron detenidos por «distorsión sistemática de datos estadísticos de grandes firmas y empresas, permitiéndoles evadir el pago de impuestos».
¿De qué forma entonces el Estado podría disponer de fondos, si por un lado se roba, por otro se sacan las divisas del país y por otro se dejan de pagar los impuestos?
Como se ve, el fracaso no solo se refleja en el orden económico. Quizás más preocupante aún sea la crisis moral y social que allí se evidencia.
Dos millones de niños rusos deambulan por las calles; 600.000 han sido abandonados por sus padres; 20.000 huyen de los orfanatos debido a la falta de condiciones de éstos; 30.000 rusos son asesinados cada año por mafias, bandas o malhechores solitarios.
La crisis también llega a las Fuerzas Armadas. El periódico Nezavisimaya Gazeta escribió: Nuestro ejército está prácticamente incapaz para los combates. El brusco crecimiento de la criminalidad demuestra que el poder ha perdido su control sobre las fuerzas armadas en Rusia.
También se refiere a los 20.000 soldados rusos que huyeron de sus unidades y hoy se buscan, o los jóvenes que se esconden para no acudir al llamado a filas.
Todos estos elementos podrían tener relación con algo que publica el periódico ruso Trud: De no cambiar la situación en Rusia es imposible evitar que ocurran, o el separatismo que ya se nota en varias regiones importantes del país, o una explosión social cuya espera está a la vista.
En este mismo sentido el diario Izvestia señala que «por ahora no va a producirse una rebelión abierta, pero la continuación del actual estado de cosas puede hacer madurar una sublevación de gente hambrienta en un futuro no lejano».
Y aunque de lo que más se habla y de lo que más se espera para «salvar» al capitalismo ruso, es la llamada ayuda del FMI y el Banco Mundial, el propio Nezavisimaya Gazeta aseguró muy recientemente que «los préstamos del FMI a Rusia son solo una aspirina que hará bajar la temperatura de la enferma economía de 40 a 38 grados, pero que es incapaz de curarla».
Bien vale la pena hoy, reflexionar sobre lo que está sucediendo en Rusia, o lo que es más preocupante aún: ¿qué va a pasar allí?
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