Asunto: El teatro del Bien y el Mal
Eduardo Galean ("La Jornada" de México, 21.09.01 )
El teatro del Bien y el Mal, de Eduardo Galeano
Dice el refrán español que "la cabra tira al monte". Y el presidente de los Estados Unidos confirma el dicho y los peores pronósticos proclamando que "quien no está con nosotros, está contra nosotros". Decidió cortar la humanidad en dos, "buenos y malos". Por supuesto, ellos son los "buenos". Y su público, parlamentarios republicanos, demócratas, generales, funcionarios, aplauden en pié. La frase "los vamos a destruír" provoca un latido en ascenso en la popularidad de Bush, aunque nadie pueda decir con certeza a quién o quienes "vamos a destruír".
¿ Puede el dolor de un pueblo por sus víctimas, por el orgullo herido, bloquear a tal punto su capacidad racional ? Parece que sí: "Todos junto al sheriff ". Pero más penoso resulta ver como la mayoría de los gobiernos europeos aceptan mansamente implicarse en aventuras que no responden a los verdaderos intereses de sus pueblos, y que pueden tener dramáticas consecuencias para la humanidad. Difícilmente puede haber una imágen más grotesca que la que ofrecieron hoy en Bruselas indiscretas cámaras de un telenoticiero, cuando el primer ministro griego le dice al presidente español que su país ocupará "la presidencia europea durante la gran guerra", ocurrencia que ambos festejan con una risa de hienas que nos congela la sangre, porque súbitamente nos pone frente a una patética realidad. Ante ella, ¿podemos ser indiferentes? O quizás la de un presidente latinoamericano - De la Rúa - que destituye de modo fulminante a uno de sus colaboradores, por afirmar públicamente que "no hay que sumarse sin más a la aventura del cowboy", mientras avala a su jefe de gabinete, el ministro de economía, artífice de una política de "liquidación" de las riquezas del país, de su neocolonización, del drenaje de recursos para pagar una deuda externa injustamente contraída, del empobrecimiento y falta de futuro de gran parte de sus ciudadanos.
Nunca como en estos terribles "tiempos del cólera" ha sido tan
necesaria la presencia activa de los ciudadanos, de lo que algunos llaman "la
sociedad civil" y otros nombran como "movimientos sociales". De los que no
ocupan cargos relevantes, los que se levantan todas las mañanas para
trabajar en serio, para crear, producir, ser útiles o para buscar un trabajo
que el sistema les niega, los que luchan por sacar adelante a sus hijos,
los que sueñan con un futuro mejor, con justicia, con paz, con
solidaridad.
Nos conmueve la muerte de miles de inocentes en los atentados del 11
de setiembre. Tanto como la de millones de víctimas de un sistema
injusto que empobrece, excluye y mata por hambre, por enfermedades curables, por
represión, por bombardeos, por asesinatos....
La situación internacional es mucho mas compleja que lo que pretende la primaria definición de Bush, por más que muchos de sus connacionales decidan elevarlo al pedestal de estadista. Y desde ya, cualquier ciudadano sensato de Washington, Aranjuez, Sonora, Rawalpindi, Catamarca, Valparaíso, Ciudad del Cabo, Cochabamba, Paysandú, Guatemala, Lahore, Sao Pablo, o la mas remota aldea del planeta, tiene derecho a no sentirse parte de ninguno de los dos trozos en los que Bush pretende "partir" al mundo. Si la emprende... será "su guerra". NO la nuestra. Quizás como un rompecabezas, su actitud "encaje" perfectamente con lo que la otra pieza pretende. Los demás, creemos que "otro mundo es posible" y que tenemos que construírlo entre todos. Sin bombas, ni misiles, ni desembarcos. Con justicia, con equidad, con respeto, con solidaridad.