Durante mucho tiempo engañaron al mundo con tales patrañas. Hoy se han desenmascarado ellos mismos. Está ya claro qué es lo que salvaguardó la paz general durante decenios: únicamente la existencia de un fuerte bloque no-capitalista encabezado por la Rusia soviética. Caído el régimen soviético, el capitalismo está a sus anchas para volver a sumir a los pueblos en la agonía, igual que lo había hecho antes de la revolución bolchevique de 1917.

Sólo que ahora los imperialistas han sacado lecciones. Aunque nadie sabe qué puede pasar en el futuro, de momento se unen como una piña en torno al imperialismo hegemónico, el norteamericano, para imponer conjuntamente su dominación global contra los pueblos.

Y es que la guerra resulta igual de lucrativa para los fabricantes de armamentos --y muchísimo menos peligrosa para la estabilidad del poder de los multimillonarios-- si, en lugar de guerrear unos países imperialistas contra otros (como en 1914-18), guerrean todos juntos contra pequeños países independientes que defienden su dignidad y su soberanía. Ayer, el Irak. Hoy Yugoslavia (lo que han dejado de Yugoslavia los imperialistas, que se han venido abalanzando contra ella, desde hace ya 9 años, para desmembrarla, fomentando las intrigas separatistas de los fanáticos católicos y mahometanos).

Entre tanto han llevado a cabo agresiones menores contra Panamá, Granada, Libia, Somalia, Sierra Leona. ¿Quién seguirá mañana? ¿Qué blanco tomarán, con cualquier pretexto, caldeando con una nueva campaña de mentiras a la opinión pública? ¿Será Venezuela, porque ha elegido a un Presidente que no obedece a los dictados del Fondo Monetario Internacional? ¿Será la República Democrática del Congo porque en ella ha triunfado la revolución lumumbista? ¿Será Malasia porque su gobierno ha adoptado en algunas cuestiones opciones que no son del gusto de los magnates de Wall Street? ¿Será la India si, en las próximas elecciones, elige a un gobierno que no sea pro-occidental? ¿Sería la propia Grecia si se le ocurriera defender su independencia y su dignidad? ¿Sería incluso Italia si las fuerzas progresistas en ese país llegaran a más de lo tolerable? ¿Sería España si un día se restableciera la República entre nosotros?

En el actual desorden mundial, bajo la despótica dominación del imperialismo yanqui, sólo quedan dos opciones: o luchar por poner fin a esa dominación del terror, por derribar el yugo del imperialismo yanqui; o, si no, esperar que los bombardeos caigan sobre otros, sobre quienquiera que sea, pero otros, y tratar de seguirle la corriente al que manda en el mundo, de estar a buenas con él, de actuar a sus órdenes y propinarles golpes a quienes él quiera machacar.

Esto último es lo que hacen nuestros gobernantes. Pero bajo la tiranía nadie está a salvo, ni siquiera quienes actúan como matones y sicarios sometiéndose al tirano.

El pueblo español ha sido una víctima de la brutalidad del imperialismo yanqui desde hace 101 años. En 1953 el imperialismo yanqui firmó con el verdugo vitalicio Francisco Franco los acuerdos por los cuales implantó una ocupación militar de nuestro suelo (bases de Torrejón, Morón, Rota, etc), apuntalando y respaldando al régimen fascista de Franco en todos los órdenes (interno y externo).

Hoy la oligarquía borbónica en el poder continúa en todo lo fundamental la misma política de Franco; para legitimar y afianzar su régimen monárquico --disimulado con una falsa apariencia democrática-- unce a España al carro de agresión y de guerra del imperialismo yanqui y de la NATO. Llega al extremo de participar en la criminal guerra de agresión contra Yugoslavia, un país que jamás ha sido enemigo de España; un país con el cual España no ha tenido jamás ningún contencioso, sino todo lo contrario: a lo largo de la historia las mismas potencias que han sido los enemigos históricos del pueblo español lo han sido también del pueblo yugoslavo.

La burda propaganda belicista de la prensa, radio y TV borbónicas puede haber engañado a mucha gente, igual que hubo muchos envenenados durante cierto tiempo por la propaganda franquista (sustancialmente idéntica). Mas poco a poco la verdad comienza a saberse y a difundirse, aunque sea a través de humildes octavillas como ésta.

Carecen de base las mentiras del llamado genocidio y de la limpieza étnica. Si atacan a Yugoslavia es porque sólo se ha privatizado en ese país el 2-- de la economía, mientras que la voracidad capitalista quiere mucho más y más de prisa; es porque sólo Yugoslavia se ha negado a que se establezcan en su territorio las tropas de la NATO, mientras que los otros países balcánicos las han aceptado; es porque en Yugoslavia hay todavía (aunque precarizadas) instituciones residuales del estado del bienestar, o sea todavía algunos derechos sociales de los trabajadores.

Carece de base el pretexto humanitario. Las cifras cantan (las tomamos de un estudio del Sr. Thomas Griffiths, Universidad de Newcastle, Australia): número de personas matadas en Irak a causa de las sanciones impuestas por exigencia yanqui: más de un millón; número de personas muertas en los últimos 15 años en el Sudán (por la guerra civil y las hambrunas en parte debidas a ella): millón y medio; número de personas matadas en Ruanda en los últimos 5 años: medio millón; número estimado de personas muertas en la guerra de secesión de Chechenia: 80.000; número de personas humanas que mueren cada día en este planeta por falta de agua, ropa, cobijo, alimentos o medicinas: 100.000; número estimado de personas que se van a la cama con hambre: 800 millones; número estimado de personas muertas en Kosovo el año pasado: 2.000 (¡sí: dos mil!).

Y muertos ¿por qué? En su gran mayoría, a causa --directa o indirectamente-- de las acciones terroristas del UÇK (Ejército de Liberación de Kosovo), una organización armada financiada por el narcotráfico, la mafia, la CIA, los servicios secretos alemanes y turcos y el fundamentalismo islámico.

El terrorismo de la NATO es millones de veces peor, más cruel, más destructor que el de todas las organizaciones terroristas (cuyas acciones violentas siempre hemos condenado y seguiremos condenando). Ahora la NATO llega al extremo de bombardear los estudios de la TV yugoslava por discrepar de su línea informativa. O sea: además de imponernos una propaganda de guerra falaz, mendaz, vocinglera, que no rehuye acudir a montajes burdos y que silencia a cualquier voz disidente, además de eso mata, tulle y lisia a quienquiera que, en el país agredido y atacado, dice cosas que no les gustan a los asesinos del cuartel general de la NATO.

Pena de tortura, de muerte, de amputaciones, de sufrimientos horribles, de derrumbamientos e incendios contra quienquiera que diga lo que no quieren que se diga.

¡Formemos un gran Frente Unido Mundial de todas las fuerzas opuestas a la dominación global del imperialismo yanqui!