La tradicional paz ciudadana costarricense se ha roto por estos días con los disturbios que estremecieron a la caribeña ciudad de Limón, punto estratégico para la economía tica, pues por su puerto transita el 70 por ciento del comercio de esa nación centroamericana.
Para quien ha recorrido el país y sigue de cerca sus acontecimientos, las protestas y desórdenes allí no le sorprenden. Limón, donde se asienta la mayor parte de la población negra costarricense, tiene los peores índices de pobreza nacional; algo contradictorio con el papel estratégico de sus muelles para el desenvolvimiento económico de toda Costa Rica.
A manera de información, desde el lunes tienen lugar protestas, enfrentamientos con la policía y saqueos de comercios, con saldo de un muerto, tres heridos y decenas de detenidos. El Movimiento Limón en Lucha, que agrupa a medio centenar de organizaciones cívicas, liderea una huelga que mantiene paralizadas las actividades portuarias, en medio de una tensión que se expresa, por un lado, en la vasta presencia policial y, por el otro, en el levantamiento de barricadas en barrios pobres de la ciudad.
Los hechos constituyen las primeras secuelas de los planes gubernamentales por privatizar las operaciones portuarias, entre ellas la estiba, controlada tradicionalmente por los sindicatos locales.
Junto a ello, los limonenses reclaman mayor atención estatal a las necesidades básicas de la población, en desventaja con sus compatriotas de la zona central y del Pacífico, y esto es evidente para el viajero por la pobreza y marginación que allí perviven, en una ciudad agobiada por el desempleo, violencia y drogas, además de las heridas aún abiertas de un fuerte terremoto hace tres años.
Pero la situación en Limón, aunque distinta, tampoco es ajena a la problemática de todo el país, donde diversos sondeos sitúan a la gestión de gobierno con un alto índice de impopularidad, mientras perfiles sociológicos muestran al tico promedio escéptico y desesperanzado con el presente y futuro de la nación.
Los costarricenses están pagando el costo de los programas de ajuste económico pactados con los organismos crediticios internacionales, pese a las promesas oficiales de que lo peor ya pasó. Limón, con su mayoritaria población negra y una cultura más a lo Caribe bien pudiera parecer la excepción, pero también el eslabón más sufrido, con una abultada deuda social por cobrar.
Nota: El gobierno ha tenido que ceder y ha paralizado el proyecto de privatización.
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Director: Lorenzo Peña