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Huelga decir que, al recoger aquí unos extractos de un ensayo muy interesante de D. Enrique de Diego, para nada estamos suscribiendo sus puntos de vista; ni, menos aún, avalando sus posicionamientos en otras cuestiones. Hemos hallado algunas coincidencias interesantes en la cuestión de la monarquía borbónica, que nos han llevado a reproducir aquí su texto.
Valga lo mismo aplicado a escritos de otros autores, ideológicamente, en muchas cosas, en las antípodas de las tesis republicanas y colectivistas del portal EL BIEN CONJUNTO. Constatar las discrepancias no impide (salvo a quienes optan deliberadamente por la ceguera) ver ocasionales convergencias; y, cuando se dan, reconocerlas con ecuanimidad. Encantados de coincidir en aquello en que coincidamos, obstinadamente dispuestos a discrepar en aquello en que nuestros principios impidan la coincidencia.
A un lector que ha objetado airadamente la presencia, en este sitio, del texto de D. Enrique de Diego, le hemos contestado (en 23 de febrero de 2014) lo siguiente:
¿Fascista Enrique de Diego? Entiendo por fascismo la doctrina que preconiza un régimen totalitario donde estén prohibidos todos los partidos salvo el oficial, al servicio de la oligarquía financiera y terrateniente, se reprima por la violencia extrema, la tortura y penas atroces cualquier disidencia y se aderece tal situación con algún tipo de promesa de satisfacción de demandas justas de los trabajadores.
Que el señor de Diego (de cuya caracterización conservadora no cabe duda) encaje en ese concepto hay que probarlo. Si Ud tiene pruebas, encantado de verlas.
Pero, fascista o no, si lo que dice es interesante y contiene importantes partes de verdad pertinentes para la lucha por acabar con la monarquía borbónica, sus aportanciones son bienvenidas en EL BIEN CONJUNTO. Los revolucionarios de 1868 --que derribaron el trono de Isabel II y quisieron desterrar para siempre a los borbones de España-- pactaron con Ramón Cabrera y Griñó, el tigre carlista del Maestrazgo.
Mire, caballero, yo fui maoista en mi juventud; eso pasó hace muchos decenios, pero algo ha quedado, p.ej. la máxima de identificar, en cada momento, al enemigo principal y, en la medida de lo posible, aislarlo.
Atentamente
Lorenzo Peña y Gonzalo