Canciones selectas editadas por Lorenzo Peña
Copyright © 2001 Lorenzo Peña
§1.-- De Aranjuez al Puerto de Santa María: 1808-1823
El primer grupo de canciones de esta edición son cantos patrióticos del Trienio Liberal (o Trienio Constitucional) de 1820-23. Un segundo grupo lo forman cantos de la época de la guerra de la independencia (1808-14), pero con letras adaptadas a la contienda civil de 1936-39.
El 18 de marzo de 1808, D. Fernando de Borbón y Borbón (VII de su nombre en la corona de Castilla, III en la de Aragón), en un golpe de fuerza (el motín de Aranjuez), destrona a su desgastado padre, Carlos IV. Aprovecha la disensión de la dinastía borbónica el emperador francés, Napoleón Bonaparte, para ejecutar su proyecto de arrojarla del trono e imponer como rey-títere a su hermano, José.
El traspaso de la corona al césar galo lo efectuaron en Bayona el papá y el hijo, enfrentados entre sí, Carlos y Fernando. D. Fernando de Borbón y Borbón fue asignado a residencia como huésped del Príncipe de Benevento (Talleyrand) en el suntuoso castillo de Valençay. Mientras el pueblo español, alzado en armas contra el invasor francés, lucha con un heroísmo sin par (y que algunos historiadores juzgan digno de mejor causa), D. Fernando de Borbón y Borbón, aparte de sus escarceos amorosos, pasa el tiempo montando a caballo, bordando, oyendo misa y escribiendo cartas a Napoleón felicitándolo por sus triunfos sobre los levantiscos españoles, quienes combatían en su nombre, el nombre del Rey Deseado.
Derrotado por los patriotas españoles y por el cuerpo expedicionario inglés --mandado por Wellington--, Napoleón firma con D. Fernando de Borbón y Borbón el Tratado de Valençay del 11 de diciembre de 1813, reconociéndolo como rey de España.
Pero en España la realidad es otra. El pueblo alzado --libre durante 6 años del poder real por primer vez en su historia (y, por lo tanto, actuando de hecho republicanamente)-- se ha dotado de un régimen constitucional: Las Cortes de Cádiz han aprobado y sancionado la Constitución de 1812. Era promulgada en la Tacita de Plata --en la Isla de León concretamente-- el 19 de marzo de 1812; de ahí que se la llamara `la Pepa'. Subsiste la monarquía, pero con un poder regio menguado. Al monarca se le sustrae el poder constituyente y el Parlamento será unicameral, sin ningún senado que mediatice la voluntad popular. También se reconocen las libertades públicas y el derecho a la educación. Se suprimen la Inquisición y los señoríos feudales.
A su regreso, D. Fernando de Borbón y Borbón se apresuró a dictar un Decreto (4 de mayo de 1814) anulando toda la obra de las Cortes de Cádiz. Fue terrible la persecución contra los liberales.
Tras 6 años de conatos revolucionarios aplastados ferozmente, el 1 de enero de 1820 se alza en Cabezas de San Juan el teniente-coronel Rafael del Riego, forzando al rey a restablecer la vigencia de la Constitución: `Marchemos francamente, y yo el primero, por la senda constitucional'.
Empieza así el Trienio Liberal de 1820-23, al que los escritores decimonónicos llamarían `el de las canciones patrióticas'. Fue también el de las sociedades patrióticas (secretas, porque, habiendo libertad de reunión, no la había de asociación --y sigue sin haberla hoy); así los Comuneros o Vengadores de Padilla y muchas otras, con una efervescencia narrada en nuestra literatura histórica.
El primer canto de nuestra colección es, justamente, el Himno de Riego. La versión aquí presentada no es la original de ese Trienio (música atribuida, entre otros, a los Maestros alicantinos José Melchor Gomis Colomer y Francisco Trinidad Huerta), sino un arreglo posterior, grabado en 1938, sin letra, como Himno Nacional de la República Española.
He aquí la letra original del Himno de Riego (escrita por el literato y político liberal D. Evaristo San Miguel):
Serenos y alegres,
valientes y osados
¡Cantemos, soldados,
el himno a la lid!
¡De nuestros acentos
el orbe se admire
y en nosotros mire
los hijos del Cid!
Soldados, la patria
nos llama a la lid,
¡Juremos por ella
vencer o morir!
¡Blandamos el hierro
que el tímido esclavo
del libre, del bravo,
la faz no osa ver!
Sus huestes cual humo
veréis disipadas,
y a nuestras espadas
fugaces correr.
Soldados, la patria
nos llama a la lid,
¡Juremos por ella
vencer o morir!
¿El mundo vio nunca
más libre osadía?
¿Lució nunca un día
más grande el valor,
que aquel que, inflamados,
nos vimos del fuego
que excitara a Riego
de Patria el amor?
Soldados, la patria
nos llama a la lid,
¡Juremos por ella
vencer o morir!
Honor al caudillo,
honor al primero
que el cívico acero
osó fulminar.
La patria afligida
oyó sus acentos
y vio sus tormentos
en gozo tornar.
Soldados, la patria
nos llama a la lid,
¡Juremos por ella
vencer o morir!
Su voz fue seguida,
su voz fue escuchada,
tuvimos en nada
soldados morir.
Y osados quisimos
romper la cadena
que de afrenta llena
del bravo el vivir.
Soldados, la patria
nos llama a la lid,
¡Juremos por ella
vencer o morir!
Ya la alarma tocan;
las armas tan sólo
el crimen, el dolo,
podrán abatir.
¡Que tiemblen, que tiemblen,
que tiemble el malvado,
al ver al soldado
la lanza esgrimir!
Soldados, la patria
nos llama a la lid,
¡Juremos por ella
vencer o morir!
La trompa guerrera
sus ecos da al viento,
de horrores sediento;
ya muge el cañón.
Ya Marte, sañudo,
la andana provoca
y el genio se invoca
de nuestra nación.
Soldados, la patria
nos llama a la lid,
¡Juremos por ella
vencer o morir!
Se muestran: ¡volemos,
volemos, soldados!
¿Los veis aterrados
la frente bajar?
¡Volemos, que el libre
por siempre ha sabido
al siervo rendido
la frente humillar.
Soldados, la patria
nos llama a la lid,
¡Juremos por ella
vencer o morir!
Dado que esa letra difícilmente se adecúa a la mentalidad de hoy, para esta nueva edición (1 de enero de 2005, en el 185 aniversario de la insurrección antiborbónica del coronel Rafael del Riego), proponemos una nueva letra de nuestro Himno (esperando las críticas del amable lector). Hela aquí:
Una España feliz
tiene que venir
con nuestro cantar,
con nuestro luchar.
Y aquí
nadie reinará;
ni palacios habrá
ni pobres quedarán.
bis
Un mundo más humano
Y con más equidad.
Todos somos hermanos,
nos hemos de ayudar
bis
La nobleza pasó,
el pueblo llegó;
las masas unidas
no serán vencidas.
E irá
la humanidad
por senda de paz
y global hermandad.
bis
Días están contados
de injusticia social;
los pueblos sojuzgados
ansían Igualdad.
bis
Hemos de prosperar
con lucha tenaz
a fin de vivir
sin sufrir.
Así,
a cada uno un hogar,
poder trabajar
con bienestar.
bis
El mundo aspira ahora
a la paz y armonía.
¡Luchemos sin demora!
No está lejano el día.
bis
Nuestra segunda canción nos retrotrae siglos atrás. Trátase del Romanç dels segadors, canción anónima catalana que surgió en la insurrección del pueblo catalán contra los abusos y desafueros de la monarquía en 1640. He aquí su letra:
Ai ditxosa Catalunya,
qui t'ha vist tan rica i plena!
Ara el rei Nostre Senyor
declarada ens té la guerra.
Bon cop de falç!
Bon cop de falç,
defensors de la terra!
Bon cop de falç!
Lo gran comte d'Olivars
sempre li burxa l'orella;
--Ara és l'hora, nostre rei,
ara és hora que fem guerra.
Contra de los catalans
ja ho veieu quina n'han feta:
seguiren viles i llocs
fins al lloc del Riu d'Arenes.
N'han cremada una església
que Santa Coloma es deia,
cremen albes i casulles,
i corporales i patenes
i el Santíssim Sagrament,
alabat sigui per sempre.
Mataren un sacerdot
mentre que la missa deia,
mataren un cavaller
a la porta de l'església,
don Lluís de Furrià,
i els àngels li fan gran festa.
El pa que no era blanc
deien que era massa negre,
el donaven als cavalls
sols per assolar la terra.
Lo vi que no era bo
engegaven les aixetes,
lo tiraven pels carrers
sols per aregar la terra;
a presència dels seus pares
deshonraven les donzelles.
En daven part al virrei,
del mal que aquells soldats feien:
--Llicència els he donat jo,
molta més se'n poden prendre.
A vista de tot això
s'és avalotat la terra.
Entraren a Barcelona
mil persones forasteres,
entren com a segadors,
com érem a temps de sega.
De tres guàrdies que n'hi ha,
ja n'han morta la primera;
en mataren el virrei
a l'entrant de la galera;
mataren els diputats
i els jutges de l'audiència.
Anaren a la presó,
donen llibertat als presos.
Lo bisbe els va beneïr
amb la mà dreta i esquerra:
--On és vostre capità
a on és la vostra bandera?
Varen treure el bon Jesús
tot cobert amb un vel negre:
--Aquí és nostre capità,
aquesta és nostra bandera.
A les armes, catalans,
que us han declarat la guerra.
Tras esa digresión histórica, volvemos al Trienio Constitucional de 1820-23 hallando, en esta colección, los dos cantos «El Pendón Morado» y el célebre «Trágala». El primero exalta el pendón morado al que la historia o la leyenda han asociado a Castilla y que los liberales tomaron como enseña de la Libertad. Recuérdese que, por haber bordado una bandera de la libertad, los realistas ajusticiarían en 1831 a la joven granadina, de 27 años, Mariana Pineda (evocada en la obra teatral de Federico García Lorca).
«El Pendón Morado» exalta al miliciano, `buen ciudadano de la Nación' y ataca al «vil servilón»: `serviles' se habían autodenominado los adeptos de la monarquía absoluta (o sea, los adversarios de la Constitución gaditana), por su afán de servir al Rey. El término posteriormente pasó a ser tremendamente peyorativo.
El «Trágala» es un ataque personal al rey D. Fernando de Borbón y Borbón, al que pinta con los colores más negros. Asombra hoy que el pueblo español tuviera el valor y la libertad suficientes para entonar esas cosas contra quien seguía siendo su soberano, por muchos derechos constitucionales que hubiera:
Tú que no quieres
lo que queremos
la ley preciosa
do está el bien nuestro.
¡Trágala, trágala,
trágala perro!
¡Trágala, trágala,
trágala perro!
Tú de la panza
mísero siervo
que la ley odias
de tus abuelos.
porque en acíbar y lloro ha vuelto
tus gollerías y regodeos
Busca otros hombres,
otro hemisferio,
busca cuitado
déjanos quietos,
donde no sepan
que a voz en cuello
mientras vivieres
te cantaremos:
¡Trágala, trágala,
trágala perro! ...
Tú que no quieres ...
Dicen que el «¡Trágala!»
es insultante
pero no insulta
más que al tunante.
Y mientras dure
esta canalla
no cesaremos
de decir `¡Trágala!'
Tú que no quieres ...
¡Trágala, trágala,
trágala perro!
(Disgústale a quien esto escribe --animalista convencido-- ese implícito desprecio hacia los perros. Seguramente con los canes pasa como con los hombres: los hay buenos y malos. Pero, en fin, cada época tiene sus aciertos y desaciertos.)
El ardiente patriotismo liberal de 1820-23 se explica no sólo por ser aquellos liberales los mismos que habían combatido contra los franceses en 1808-14, sino porque siempre estuvo claro que D. Fernando de Borbón y Borbón trataría de recuperar su poder absoluto mediante una intervención extranjera; como así fue, en efecto. En 1823 la Santa Alianza da su bendición para que invada España el rey francés, Luis de Borbón (fue el cuerpo expedicionario de los Cien Mil Hijos de San Luis), imponiendo de nuevo el régimen realista. Una parte del pueblo español resistió a la nueva invasión, pero --faltando la unanimidad de 1808-- no era viable una segunda guerra de independencia (aparte de que las condiciones políticas eran muy otras).
D. Fernando de Borbón y Borbón actuaba de manera cruel y aviesa; pero, sobre todo, jamás tuvo ninguna política, salvo la de conseguir, por todos los medios, ser rey absoluto. Ahí empezaban y terminaban sus miras. Liberado por el ejército francés (lo había retenido el gobierno constitucional), Fernando dicta, en Cabezas de San Juan, un manifiesto repugnante el 1 de octubre de 1823, preludio de las diatribas franquistas de 1936-39.
La ominosa década de 1823-33 fue uno de los capítulos más sombríos de nuestra historia. Entre muchísimos otros liberales, Riego fue ahorcado por orden de D. Fernando de Borbón y Borbón.
§2.-- El nuevo patriotismo: 1936-39
D. Fernando de Borbón y Borbón engendró a la reina Doña Isabel de Borbón y Borbón y Borbón y Borbón, quien engendró al rey de España D. Alfonso de Borbón (sus ocho apellidos eran iguales), el cual engendró al último Alfonso, XIII de Castilla y VII de Aragón. Derrocado éste por el pueblo español el 14 de abril de 1931, proclámase la II República Española.
No contando con respaldo suficiente para mantenerse por la fuerza en 1931, huyó de España D. Alfonso de Borbón y Habsburgo-Lorena; pero no abdicó. Desde el primer momento urdió, tramó y maquinó, revolvió Roma con Santiago (nunca mejor dicho, porque vivía en Roma como huésped del Rey de Italia y su principal muñidor en España era el gallego José Calvo Sotelo), empuñando fuertemente las riendas de la conspiración antirrepublicana (algo que le iba bien a él, buen jinete, cuyas principales aficiones eran el polo y la montería). La sublevación del 18 de julio de 1936 es, más que nada, su obra personal.
En toda guerra civil surge el problema de cómo llamar a los bandos contendientes. A las fuerzas rojigualdas que vino a acaudillar el general Franco se las ha denominado de diversos modos: `nacionales' --que es como las llamaron sus jefes--; `nacionalistas' (término absurdo, sin base ninguna); `fascistas' (lo que, en rigor, es un eufemismo, porque el régimen de Mussolini era juego de niños en comparación con la sangrienta empresa de Franco).
La verdad es que el término más correcto parece el de `fuerzas monárquicas'. `Monarquía' y `República' son términos contradictorios, entre los que no cabe ningún tercer elemento, ninguna forma de gobierno que no sea ni lo uno ni lo otro. Sublevados contra la República --y para derribarla y destruirla como hicieron--, los militares alzados en armas, y quienes los secundaron, eran en su gran mayoría adeptos de la dinastía de Borbón; restablecieron: como himno oficial del Estado, la Marcha Real; como enseña estatal, la bandera bicolor monárquica. Tras su triunfo, paso a paso, proclamaron a España un Reino (con trono de momento vacante) y finalmente restauraron la monarquía, como lo tenían planeado desde 1936.
La resistencia republicana de 1936-39 se concibió en seguida como un movimiento patriótico en línea de continuidad con la lucha nacional de 1808-13. Antonio Machado, entre muchos otros literatos, poetas, maestros y mujeres y hombres de un amplio abanico social se hicieron eco de esa concepción y exaltaron el recuerdo de Daoíz y Velarde, del Alcalde de Móstoles, de Agustina de Aragón, de Espoz y Mina, del Empecinado. Al tener enfrente a un ejército, sublevado contra el gobierno legítimo y respaldado por unos 300.000 extranjeros de diversa procedencia (Legión extranjera, tabores de regulares marroquíes, una colosal y numerosísima fuerza enviada por el Rey de Italia, alemanes de la Legión Cóndor y elementos armados del régimen de Salazar), los republicanos de 1936-39 vivieron el conflicto como una segunda guerra de independencia.
De ahí el retomar cantos de la guerra de la independencia de 1808, con letras adaptadas.
Este grupo está formado por las pistas 5ª y 6ª del disco compacto que ahora editamos. La primera de ellas es `Frente al Cabo de Palos' o `¿Qué será?':
Frente al Cabo de Palos
sobre las aguas
retumban los cañones
sobre las llamas.
¿Qué será? ¡Ay! ¿Qué pasará,
qué habrá sucedido?
Que en el campo faccioso
todo es fingido.
¿Qué será? ¡Ay! Qué pasará
¡ay! ¿qué habrá pasado?
Que ruge Mussolini
y suspira Franco.
Para qué tantos humos
tantos faroles
si nuestros marineros
son españoles.
¿Qué será? ¡Ay! ¿Qué pasará, qué estará pasando?
La Marina española
que está luchando.
¿Qué será? ¡Ay! ¿Qué pasará,
qué habrá sucedido?
La Marina española
que ya ha vencido.
Tanto Alemán que tienen,
tanto Italiano,
y a un Español le basta
sólo una mano.
Y lo ven
y lo van a ver
como al «Baleares»
Al «Cervera» y «Canarias»
bajo los mares.
Y lo ven
y lo saben bien
y ya lo habéis visto
Qué hacen los Españoles
con el fascismo.
También forma parte de este grupo la pista 6ª, `Fuerte de San Cristóbal':
¡Válgame Dios qué jaleo!
¡cuanto palo y cuanto tiro!
lo que no se le va en llanto
se le va a Franco en suspiros.
Dígale a Mussolini
lo que sucede
Para que le traigan tila
si acaso pueden.
Dicen que los falangistas
no quieren ser italianos,
más les hubiera valido
acordarse más temprano.
Dígale a ese mozo
de la camisa
Que se la quite pronto
más que deprisa.
En el fuerte de San Cristóbal
estaban los falangistas,
ésos son los Italianos
del ejército franquista.
Dígale a ese mozo
de la boïna
Que si tiene coraje
que tome quina.
Dígale a ese mozo
que está en Pamplona
Lo bien que lo pasamos
por Barcelona.
Aunque ya no se trata de una melodía actualizada de la guerra de la independencia, sino de una canción vasco-cántabra de fines del siglo XIX, también podemos incluir en este grupo la pista 7ª, `La Gente Marinera':
No hay quien pueda, no hay quien pueda
con la gente
marinera,
marinera,
luchadora,
que defiende
su bandera.
Si te quieres venir
con nosotros al mar
Tendrás que combatir
tendrás que pelear.
Y, si quieres saber
donde está la Legión,
La tendrás que buscar
en el fondo del mar.
El «Baleares» salió,
¿dónde está, dónde está?
Se llevó a la legión, en el fondo del mar.
Como vemos, hay ahí dos canciones que evocan el hundimiento del «Baleares». La verdad parece ser que --a pesar de la leyenda heroica que presentan esos cantos-- la Flota republicana distó de tener un comportamiento loable, e incluso viene considerada por algunos como un aspecto bochornoso dentro de la gran epopeya del pueblo español. Al comienzo de la contienda, en julio de 1936, la Armada había quedado dividida: el mando, aristocrático y oligárquico, se levantó en armas contra el Gobierno; la tripulación logró inicialmente derrotar ese alzamiento; y así, aunque se adueñan entonces los rebeldes del acorazado «España» y de los cruceros «Almirante Cervera», «Baleares» y «Canarias» (los dos últimos en construcción), el resto de la Armada queda en principio en poder de comités de marineros (acorazado «Jaime I», cruceros «Libertad» y «Miguel de Cervantes» y el viejo «Méndez Núñez», etc). Sin embargo se devolvió luego el mando a la oficialidad no inicialmente sublevada, la cual --aunque carente de valor para alzarse en julio de 1936-- simpatizaba con la causa monárquica, y tras una semi-pasividad de 30 meses --sin apenas entrar en combate y casi limitándose a escoltar a barcos mercantes-- acabaría desertando, en marzo de 1939, para pasar al puerto tunecino de Bizerta, en poder de Francia, potencia que entregó las naves a Franco.
La escuadra facciosa, en cambio, sí jugó un papel muy importante (si bien --obedeciendo tal vez a una concomitancia secreta-- no solió atacar a los navíos de guerra republicanos). Según lo declara el Almirante Franco Bastarreche `La Marina Nacional hundió durante nuestra guerra 53 barcos mercantes, ... fueron apresados 324 barcos ... cerca de mil embarcaciones más se detuvieron...'. Por otro lado los monárquicos usaron sus buques de guerra para bombardear a la población de la costa republicana. Así los cruceros «Almirante Cervera», «Baleares» y «Canarias» participaron en la ofensiva facciosa contra Málaga en enero-febrero de 1937.
Una de las raras batallas navales de la guerra fue el hundimiento del «Baleares» (que, desde luego, no se llevó a la legión al fondo del mar, como lo dice la canción). Fue el 6 de marzo de 1938; un encuentro breve, casi instantáneo, cerca de Tres Forcas, en la isla de Mallorca. Tal batalla naval plantea muchos problemas: los barcos atacantes, el «Lepanto» y el «Antequera», cañonearon y hundieron al «Baleares», mas se abstuvieron de utilizar la ventaja conseguida, al paso que los navíos facciosos «Almirante Cervera» y «Canarias» se retiraron súbitamente sin librar combate. De nuevo tiene uno la sospecha de que había un entendimiento explícito o implícito y que tal vez el hundimiento del «Baleares» fue en parte un accidente no buscado deliberadamente.
§3.-- De la Casa de Campo madrileña a la Batalla del Ebro
Las milicias antifascistas obreras y campesinas (MAOC), formadas tras el levantamiento monárquico, no podían hacer frente al ejército fogueado mandado por «los cuatro generales que se han alzado», Mola, Franco, Sanjurjo, Queipo de Llano, auxiliado por potentísimas fuerzas extranjeras y que contaba con el respaldo de todas las potencias capitalistas. La República española sólo tuvo de su lado el apoyo de Rusia y de México.
El Destino --tal vez ayudado en sus designios por la mano del hombre-- quitó de en medio, en curiosos accidentes aéreos, a dos de esos generales alzados en armas, despejando así el camino al mando único del autodesignado Capitán-General Excmo. Sr. D. Francisco Franco Bahamonde, Centinela de Occidente, Jefe Nacional del Glorioso Movimiento, Invicto Caudillo de la Cruzada, Paladín de la Santa Madre Iglesia, Salvador de la Patria, Generalísimo de los Ejércitos de Tierra, Mar y Aire y Restaurador del Reino. (Una restauración que se consiguió gracias al terror en masa, a la muerte violenta de cientos de miles de españoles, a la ruina del país, al destrozo de millones de familias, y a una cantidad difícilmente determinable de penalidades, encarcelamientos y torturas durante decenas de años de un despotado como no conoce ninguno la historia de España.)
Franco --ya obtenido su nombramiento el 1 de octubre de 1936 por la Junta de generales sublevados que encabezaba Cabanellas-- lanzó una ofensiva contra Madrid, que pareció estar a punto de ser conquistada. Mas lo impidió el heroico pueblo madrileño. Estaba formándose un nuevo ejército popular, aún en ciernes, pero cuya capacidad de lucha se haría tangible a lo largo de los siguientes 25 meses, frente a una superioridad aplastante en armas, pertrechos, víveres y entrenamiento militar del campo sublevado.
Tienen así lugar los en parte mitificados combates de la Casa de Campo y la Ciudad Universitaria de Madrid, cantados en las pistas 10ª (`Ya sabes mi paradero') y 11ª (`Puente de los franceses'). La expugnación del Hospital Clínico, en la Ciudad Universitaria madrileña, el 17 de noviembre de 1936 marcó, por entonces, el máximo avance de las huestes monárquicas. Ese día los marroquíes lanzan un ataque hacia la Plaza de España, pero son rechazados por los milicianos. Madrid es salvajemente bombardeado por la aviación de Franco. Esa tarde se arrojan dos mil granadas sobre el centro de la villa, con un saldo de medio millar de muertos. El día 18 Alemania e Italia reconocen a Franco como gobernante de España y entablan con él relaciones diplomáticas oficiales. (Eso no cambia nada los hechos pero era insólito el reconocimiento abierto de unos insurgentes como gobierno legítimo.)
He aquí la letra de la pista 11ª (Puente de los franceses):
Puente de los Franceses (ter)
Mamita mía,
nadie te pasa,
nadie te pasa.
Porque los milicianos (ter)
Mamita mía
¡qué bien te guardan,
qué bien te guardan!
Por la Casa de Campo (ter)
Mamita mía
y el Manzanares
y el Manzanares
Quieren pasar los moros (ter)
Mamita mía
y no pasa nadie
y no pasa nadie.
Madrid ¡qué bien resistes (ter)
Mamita mía,
los bombardeos,
los bombardeos.
De las bombas se ríen (ter)
Mamita mía, los Madrileños,
los Madrileños.
Ésa no es la letra original. La melodía es la de la célebre copla de los Cuatro Muleros, y por eso la primera versión bélica fue la de «Los cuatro generales» (más arriba enumerados):
Los cuatro generales (ter)
mamita mía,
Que se han alzado, que se han alzado.
Para la Nochebuena (ter)
Mamita mía,
serán ahorcados
serán ahorcados.
Puente de los franceses (ter)
mamita mía,
nadie te pasa
nadie te pasa.
Porque tus milicianos (ter)
mamita mía,
¡qué bien te guardan!
¡qué bien te guardan!
La casa de Velázquez (ter)
mamita mía,
se cae ardiendo,
se cae ardiendo.
Con la quinta columna (ter)
mamita mía,/metida dentro,
metida dentro.
Madrid ¡qué bien resistes (ter)
mamita mía,
los bombardeos,
los bombardeos!
De las bombas se ríen (ter)
mamita mía
los madrileños,
los madrileños.
Veamos ahora la letra de la pista 10ª (Ya sabes mi paradero):
Los moros que trajo Franco
en Madrid quieren entrar.
Mientras quede un miliciano
los moros no pasarán.
Si me quieres escribir
ya sabes mi paradero
Tercera Brigada Mixta,
primera línea de fuego.
Aunque me tiren el puente
y también la pasarela
me verás pasar el Ebro,
en un barquito de vela.
Diez mil veces que los tiren,
diez mil veces los haremos.
Tenemos cabeza dura
los del Cuerpo de Ingenieros.
En el Ebro se han hundido
las banderas italianas
y en los puentes sólo ondean
las que son republicanas.
Esta canción, según figura aquí, también ha cambiado con relación a la letra inicial, de 1936. Varias de las estrofas aluden a la batalla del Ebro. Las tropas monárquicas habían alcanzado el Mediterráneo el 15 de abril de 1938 --partiendo en dos el territorio obediente al Gobierno--, gracias a su abrumadora superioridad de armas, municiones y recursos materiales; huía en masa la población; apenas pudieron los republicanos estabilizar el frente en el Segre. El mando republicano decide contraatacar.
El 25 de julio de 1938, el Ejército Republicano, auxiliado por cinco Brigadas Internacionales, lanzó, en la curva del río entre Fayón y Benifallet, la batalla del Ebro. Cubiertos por la noche, dos Cuerpos de Ejército al mando de Juan Modesto cruzaron simultáneamente el río en muchos puntos. Antes que el enemigo pudiera reaccionar, los batallones de la 11ª Brigada Internacional, encabezados por el grupo de asalto escandinavo, habían establecido una cabeza de puente en la margen derecha del Ebro. Al grito de «¡Viva la República!» irrumpieron en las posiciones fortificadas de los monárquicos, avanzando hacia Gandesa y tomando el pueblo de Ascó. En 48 horas, el Ejército Popular liberó de facciosos un territorio de 600 km² en la orilla meridional del Ebro.
Franco tuvo que parar su ofensiva contra Valencia. El éxito del Ejército Republicano encontró una resonancia difícil de exagerar. Oficiales y soldados del Ejército Popular derrocharon audacia y voluntad de victoria en el paso del Ebro y en la defensa --durante tres meses y medio-- del territorio liberado en la orilla opuesta del río. El Mando de los rebeldes concentró contra la cabeza de puente republicana una potente artillería y toda su aviación, cubriendo de metralla cada metro cuadrado de terreno; luego lanzó a la contraofensiva 15 divisiones de infantería, incluidas cuatro del Cuerpo Expedicionario Italiano. Aun así necesitaron más de 90 días de encarnizados combates para recuperar el territorio que las tropas populares habían conquistado en dos jornadas.
El Ejército del Ebro,
El Ejército del Ebro,
rumba la rumba la rumba ba
una noche el río pasó,
¡ay Carmela! ¡Ay Carmela!
Y a las tropas invasoras, rumba la rumba la rumba ba
buena paliza les dio, ¡ay Carmela! ¡Ay Carmela!
El furor de los traidores,
rumba la rumba la rumba ba
lo descarga su aviación,
lo descarga su aviación.
¡ay Carmela! ¡Ay Carmela!
Pero nada pueden bombas,
Pero nada pueden bombas
rumba la rumba la rumba ba
donde sobra corazón,
¡ay Carmela! ¡Ay Carmela!
Contraataques muy rabiosos,
rumba la rumba la rumba ba
deberemos resistir,
¡ay Carmela! ¡Ay Carmela!
Pero igual que combatimos,
rumba la rumba la rumba ba
prometemos combatir,
¡ay Carmela! ¡Ay Carmela!
Forma también parte de este grupo de canciones «El tren blindado», alias «El pino verde» --también basada en una melodía muy popular por entonces (`Yo me subí a un pino verde, por ver si la divisaba, y sólo divisé el polvo del coche que la llevaba'). Es la pista 9ª de nuestra colección. Su letra parece datar de los comienzos mismos de la guerra civil, posiblemente del propio verano de 1936:
Yo me subí a un pino verde
por ver si Franco llegaba,
por ver si Franco llegaba
y solo vi un tren blindado,
lo bien que tiroteaba,
lo bien que tiroteaba
¡Anda jaleo jaleo!
silba la locomotora
Y Franco se va a paseo,
y Franco se va a paseo.
Por tierras altas de Burgos
anda Mola sublevado
ya veremos cómo corre
cuando llegue el tren blindado.
¡Anda jaleo jaleo!
silba la locomotora
Y Mola se va a paseo.
Yo me fui en el tren blindado
camino de Andalucía
y vi que Queipo de Llano
al verlo retrocedía.
¡Anda jaleo jaleo!
silba la locomotora
Y Queipo se va a paseo.
No hemos podido incluir en esta colección, lamentablemente, la canción del Quinto Regimiento:
El Partido Comunista,
que es en la lucha el primero
para defender a España
formó el Quinto Regimiento
[ variante: El 19 de julio
en el patio de un convento
el Partido Comunista
fundó el Quinto Regimiento ]
Con el Quinto, Quinto, Quinto
con el Quinto Regimiento
tengo que marchar al frente
porque quiero entrar en fuego.
Con Líster y con Galán,
el Campesino y Modesto
con el comandante Carlos
no hay miliciano con miedo.
Con los cuatro batallones
que a Madrí están defendiendo
va toda la flor de España,
la flor más roja del pueblo.
¿Qué fue el Quinto Regimiento? Ya hemos hablado más arriba de las MAOC (milicias antifascistas obreras y campesinas), que jugaron un gran papel los primeros días del combate, p.ej. en el aplastamiento de los sublevados del Cuartel de la Montaña (en el sitio donde hoy se encuentra el Templo de Debod, junto a la madrileña Plaza de España). Incautado el convento salesiano de la calle Francos Rodríguez, en la capital de la República, es ocupado por las MAOC y días más tarde (no el 19 de julio, como lo dice la canción) se fundó el Quinto Regimiento de Milicias Populares, en un acto al que asistieron José Díaz Ramos (secretario general del partido comunista de España), la Pasionaria, Líster y Modesto. Empiezan por entonces las batallas de Somosierra y Guadarrama.
El Juramento del Quinto Regimiento rezaba así: `Yo, hijo del pueblo, ciudadano de la República española, ... me comprometo ante el pueblo español y el Gobierno de la República ... a defender con mi vida las libertades democráticas, la causa del progreso y de la paz, a abstenerme de actos deshonrosos e impedir que sean cometidos por mis camaradas ... con el pensamiento colocado en el alto ideal de la República democrática'.
En sus cinco meses de existencia --hasta integrarse en el nuevo ejército popular--, el Quinto Regimiento envió al combate a 69.000 hombres. Puso en marcha organizaciones guerrilleras, hospitales, dispensarios médicos, hogares del soldado, guarderías, orfanatos y bibliotecas. Fabricó y distribuyó periódicos, calzado, uniformes, munición. Fue la cuna del Comisariato de guerra. Llevó a cabo una labor de alfabetización y de difusión cultural. Fortaleció la moral de la población mediante carteles, mítines, bandas de música. Cuando el 10 de octubre de 1936 el Presidente de la República expide un Decreto del Gobierno creando el ejército popular, en él se integra el Quinto Regimiento. La tercera Brigada Mixta, mencionada en la canción (en «Ya sabes mi paradero») la mandará J.Mª Galán, capitán de carabineros, del Quinto Regimiento.
§5.-- Las Brigadas Internacionales
La pista 12ª de nuestro disco compacto es la canción del Batallón Lincoln. Bajo la Presidencia de Abraham Lincoln había tenido lugar la guerra civil estadounidense de 1861-65, aboliéndose la esclavitud de los negros en ese país. (La I República española la aboliría luego en Puerto Rico en 1873.)
El Batallón Lincoln formó parte de las Brigadas Internacionales, creadas por el Gobierno de la República española durante la guerra para poder acoger a los miles de voluntarios extranjeros que vinieron a luchar al lado del pueblo español en su lucha por la libertad y la legalidad.
Se ha calculado que pasaron unos 35.000 hombres por las Brigadas Internacionales, pero que éstas alcanzaron un máximo simultáneo de 22.000. Dentro de ellas, la XV Brigada estaba integrada por los Batallones Dimitrov, Lincoln, Franco-Belga e inglés así como uno de españoles. Se formó el Batallón Lincoln en enero de 1937. Estuvo integrado principalmente por norteamericanos y participó en siete grandes batallas de la guerra de España. Quienes vinieron a luchar con nosotros lo hicieron transgrediendo una prohibición expresa del Departamento de Estado.
El Batallón Lincoln entró en fuego en la batalla del Jarama, donde el Ejército Popular detuvo la ofensiva de las tropas monárquicas, pulverizando el plan de Franco de cercar Madrid. El batallón, al mando del capitán Robert Merriman, combatió desde el 27 de febrero de 1937, sufriendo 127 muertos y más de 200 heridos.
En las cercanías de Brunete (julio de 1937) combatieron ya los dos batallones norteamericanos Abraham Lincoln y Jorge Washington, así como la John Brown Battery. (John Brown había sido un gran luchador antiesclavista, ejecutado por los sudistas de Virginia en 1860.)
Al terminar la batalla el 28 de julio de 1937 quedaban sólo 250 soldados aptos para el combate, formándose con ellos un solo batallón: el Batallón Lincoln-Washington. Entre los muertos figuraba el jefe del Batallón Lincoln, Oliver Law, el primer negro norteamericano que mandó una unidad militar estadounidense compuesta de blancos y negros. Un mes más tarde la 15ª Brigada Internacional participó en el asalto de Belchite, en Aragón.
La XV Brigada se señaló también en la ofensiva de Segura de los Baños, emprendida inmediatamente después de los combates de Teruel.
En julio de 1938, los voluntarios norteamericanos participaron en la ya mencionada batalla del Ebro; fueron destacados en Ascó, Fatarella y Gandesa y en la defensa de la Sierra de Pandoles.
¿Cuántos estadounidenses participaron en el ejército popular español? Calculan que unos 2.800 --aunque ésta, igual que casi todas las cifras de la guerra de España, es dudosa. También hubo 125 hombres y mujeres norteamericanos que auxiliaron al ejército republicano en el American Medical Bureau como enfermeros, médicos, técnicos y conductores de ambulancias.
En el propio territorio estadounidense se desarrollaba un movimiento de solidaridad con la República Española, en el cual participaron Albert Einstein, Dorothy Parker, Gene Kelly, Paul Robeson, Helen Keller, A. Philip Randolph y Gypsy Rose Lee.
El 23 de septiembre, en pleno apogeo de los combates del Ebro, el Gobierno de la República decidió retirar del frente a los voluntarios internacionales. Ello se debía a la presión de Francia e Inglaterra. A pesar del apoyo casi abierto de la segunda a la causa rebelde y de la neutralidad de Francia, hostil también al combate del pueblo español, los dirigentes republicanos pensaron que no había nada que hacer sin un mínimo de consentimiento de las democracias occidentales. Los combatientes de las Brigadas Internacionales abandonaron el campo de batalla con profundo pesar. Unos días después, el 30 de septiembre de 1938, los jefes de gobierno inglés y francés --Chamberlain y Daladier-- firmaban con Hitler el Pacto de Munich, dando al caudillo alemán carta blanca para apoderarse de una parte de la República Checoslovaca. El contubernio de Munich asestó un golpe mortal a la República Española.
Mientras tanto, los círculos dirigentes norteamericanos apoyaban a fondo a Franco, quien recibió sólo de la American Texas Oil Company (Texaco) en tres años de guerra --a crédito y con facilidades de pago-- 1.866.000 Tm de combustible --incluida gasolina de aviación de alta calidad--, que cubrieron con creces sus necesidades. (Esas ventas se escalaron: de 344.400 Tm en 1936 a 624.000 en 1939.) Además, los monárquicos españoles recibieron de los EE.UU. 12.000 camiones (al paso que de Alemania recibieron 1.800 y de Italia 1.700). También la Standard Oil le facilitó a Franco todo el combustible que quisiera, igualmente con las máximas facilidades de pago (el pueblo español pagará caras esas deudas en los decenios siguientes, y en cierto modo las paga todavía hoy). En cambio a la República Española no se le permitía comprar nada en los EE.UU. Es más, el Gobierno norteamericano permitió vender armas y municiones nominalmente a Italia y Alemania, para su reexportación al bando militar franquista. De una sola fábrica de Carnes-Point (Estado de Nueva Jersey) se cargaron en mercantes alemanes, de enero a abril de 1937, 60.000 bombas de aviación. Con ellas fue bombardeada Barcelona.
La transición de España a Rusia nos hace pasar por Francia. Francesa es la canción que figura en la pista 13ª, «Gloire au 17e». En 1870-71 tiene lugar la guerra franco-prusiana (inicialmente lanzada por el emperador francés, Napoleón III, ante el temor de que el vacante trono de España --habiendo sido derrocados los Borbones en 1868-- fuera ofrecido al príncipe alemán Leopoldo de Hohenzollern-Sigmaringen, de una familia principesca emparentada con la reinante en Prusia; fracasada esa aventura española, se otorgó a Carlos, hermano del príncipe aludido, el título de Rey de Rumania --algo es algo). Asustada por el cerco germano desde el Rin y los Pirineos, Francia declaró la guerra a Prusia el 17 de julio de 1870. (Según se dice por presión de Dª Eugenia de Montijo, esposa de Napoleón III, la cual esperaba, con una victoria militar, afianzar la precaria dinastía Bonaparte, aunque el resultado fue todo lo contrario, porque el hombre propone y Dios dispone.)
Derrotado Napoleón III, quien ha capitulado ante los alemanes en Sedán el 4 de septiembre al frente de un enorme ejército, los parisinos se levantan contra un gobierno al que ven como claudicante ante el dictado alemán. Tras el aplastamiento de la insurrección (la Comuna de París) en 1871, restablécese, casi sin quererlo, la República francesa (sencillamente porque los pretendientes al trono --las diversas y enfrentadas ramas de la familia Borbón-- no se ponían de acuerdo ni sobre la persona ni sobre la bandera). Una República burguesa, conservadora, que aspira a encuadrarse sin roces en la Europa monárquica.
En tales condiciones tienen lugar el desarrollo del socialismo obrero francés y también una terrible plaga de filoxera, que asoló el viñedo en 1868-88. La quiebra del Canal de Panamá en 1889, el movimiento golpista fracasado del general Boulanger, la consecución del derecho de asociación (hasta entonces penalizado) en 1884, la pululación de las corrientes socialistas como las de Brousse y Jules Guesde, todo eso marca el transfondo de las luchas obreras y campesinas del período, brutalmente reprimidas por las fuerzas de seguridad. Una de ellas, al parecer justamente de viñadores, se vio frente a una amenaza de intervención de la tropa, pero los soldados del 17º Batallón rehusaron disparar contra los campesinos. Ése es el episodio que narra y exalta la canción, del más puro estilo de las chansons populaires de comienzos del siglo XX, tan cantadas por los chansonniers en bares y tabernas de los arrabales. Uno de esos chansonniers, Montéhus, es justamente el autor de esta canción; también fue autor de otra canción, ésta famosísima, La butte rouge, un precioso canto estremecedor (popularizado por Yves Montand) que rememora una de las sangrientas batallas de la I guerra mundial. He aquí la letra de la canción reproducida en nuestra colección:
Légitime était votre colère
le refus était en grande foi.
on ne doit pas tuer ses père et mère
pour les grands qui sont au pouvoir.
Soldats, votre conscience est nette,
on ne se tue pas entre français;
refusant de rougir vos baïonnettes
petits soldats vous avez bien fait.
Salut, salut à vous,
braves soldats du XVIIe!
Salut, braves pioupious,
chacun vous admire et vous aime!
Salut, salut à vous,
à votre geste magnifique!
Vous auriez, en tirant sur nous
assassiné la République.
Comme les autres, vous aimez la France,
j'en suis sûr; même vous l'aimez bien,
mais sous votre pantalon garance
vous êtes restés des citoyens.
La patrie c'est d'abord sa mère,
celle qui vous a donné le sein;
il vaut mieux même aller aux galères
que d'accepter d'être son assassin.
Salut...
Espérons qu'un jour viendra en France
où la paix, la concorde règnera!
ayons tous au coeur cette espérance,
que bientôt ce grand jour viendra!
Vous avez jeté la première graine
dans le sillon de l'humanité
la récolte sera prochaine;
et ce jour-là vous serez tous fêtés.
Salut...
La 14ª pista de nuestra colección es un arreglo de «La Marsellesa», el himno nacional francés. Autor del mismo fue, en 1830, Héctor Berlioz (1803-1869). Berlioz tenía 26 años al producirse la segunda revolución francesa, las trois glorièuses jornadas del 27 al 29 de julio de 1830, en las cuales el pueblo parisino derriba el trono de Carlos X de Borbón. (En ese fervor popular revolucionario se inserta también el cuadro de Delacroix «La liberté devant les barricades».) Berlioz maneja con brío y destreza los contrastes dramáticos y el calor orquestal, con impetuosidad y entusiasmo románticos. (Sus principales obras son «Benvenuto Cellini», «Sinfonía Fantástica», «Lelio o la vuelta a la vida», «Romeo y Julieta» y «La condena de Fausto».)
Al parecer el autor de «La Marsellesa» originaria había sido Claude-Joseph Rouget de Lisle (1760-1836), capitán de ingenieros, quien la compuso el 26 de abril de 1792, como `Chant de guerre pour l'Armée du Rhin'. Era una composición para clavicémbalo y se interpretó en Estrasburgo. El 26 de junio la adoptaron los Fédérés marsellais, quienes la llevaron a París; el alzamiento popular contra la Corona, el 10 de agosto de ese año, sucede bajo los acordes de dicho canto, ya rebautizado por los parisinos como «La Marseillaise». La melodía se ha atribuido también a Ignacio Pleyel y a otros. Puede que haya parte de verdad en alguna de esas atribuciones. Hasta se encuentran (dicen) semejanzas o anticipos en un concierto para clavicémbalo en mi bemol mayor de C.P.E. Bach (hijo de Juan Sebastián) [1714-88] y en un allegro maestoso de Mozart. (Notemos, de paso, que La Marsellesa es sólo uno de los cantos de la gran revolución francesa; otros son, p.ej, «La carmagnole» y el «Ça ira».) No fue Berlioz el primero en ofrecer un arreglo orquestal del himno revolucionario. Ya el mismo año 1792 el compositor F.-J. Gossec produjo con ella, en el teatro parisino de La Ópera, una obra de coro y orquesta, la «Ofrenda a la libertad».
Reproducimos ahora el texto francés de «La Marsellesa»:
Allons enfants de la Patrie
le jour de gloire est arrivé.
Contre nous de la tyrannie
l'étendard sanglant est levé (bis)
l'étendard sanglant est levé.
Entendez-vous dans les campagnes
mugir ces féroces soldats
qui viennent jusque dans nos bras
égorger nos fils, nos compagnes?
Aux armes citoyens!
Formez vos bataillons!
Marchez! Marchez!
Qu'un sang impur
Abreuve nos sillons!
Que veut cette horde d'esclaves,
de traîtres, de rois conjurés?
Pour qui ces ignobles entraves
ces fers dès longtemps préparés? (Bis)
Français, pour nous, ah! Quel outrage!
quels transports il doit exciter!
C'est nous qu'on ose méditer
de rendre à l'antique esclavage!
Aux armes citoyens! ...
Quoi! ces cohortes étrangères
Feraient la loi dans nos foyers!
Quoi! ces phalanges mercenaires
Terrasseraient nos fiers guerriers! (bis)
Grand Dieu! par des mains enchaînées
Nos fronts sous le joug se plieraient!
De vils despotes deviendraient
Les maîtres de nos destinées!
Aux armes citoyens! ...
Tremblez tyrans! et vous, perfides,
L'opprobe de tous les partis.
Tremblez! vos projets parricides
Vont enfin recevoir leur prix! (bis)
Tout est soldat pour vous combattre.
S'ils tombent, nos jeunes héros.
La France en produit de nouveaux
Contre vous tout prêts à se battre!
Aux armes citoyens! ...
Français, en guerriers magnanimes,
Portez ou retenez vos coups!
Épargner ces tristes victimes,
À regret s'armant contre nous (bis)
Mais le despote sanguinaire,
Mais les complices de Buillé
Tous ces tigres qui, sans ptitié,
Déchirent le sein de leur mère!
Aux armes citoyens! ...
Amour sacré de la Patrie,
Conduis, soutiens nos bras vengeurs!
Liberté, liberté chérie,
combats avec tes défenseurs (bis)
Sous nos drapeaux que la victoire
accoure à tes mâles accents!
Que nos ennemis expirants
voient ton triomphe et notre gloire.
Aux armes citoyens!...
A partir de aquí, el resto de nuestro CD está constituido por Cantos entonados por los Coros del Ejército Rojo. Todos están en ruso. El primero es «La Internacional», pista 15ª de nuestra colección. Ya hemos aludido más arriba a los acontecimientos de 1870-71 y en concreto a la capitulación de Sedán. Al día siguiente, el 5 de septiembre de 1870, Eugenio Pottier, artesano textil, miembro de la Comuna y chansonnier popular, escribe el texto de La Internacional. La música es de Pierre Degeyter, obrero de Lille, quien la compuso en 1888 con el título de «La lira de los trabajadores». La Internacional fue himno nacional soviético de 1917 a 1941.
He aquí la letra (en su popularizada versión española; nótese que la versión que aquí figura no es ni la francesa ni la española, sino la rusa):
¡Arriba parias de la tierra!
¡En pie famélica legión!
¡Atruena la razón en marcha!
Es el fin de la opresión.
Del pasado hay que hacer añicos
¡Legión esclava, en pie a vencer!
El mundo va a cambiar de base.
Los nada de hoy todo han de ser
Agrupémonos todos
en la lucha final.
El género humano
es la Internacional.
Como ya lo he dicho más arriba, el resto del disco está formado por canciones rusas. La pista 16ª es «La joven guardia». La 17ª es «La Bandera Roja», canto que fue muy popular entre los luchadores anticapitalistas españoles, por lo cual damos aquí una ampliamente difundida versión española:
El freno de la tiranía
no nos impedirá triunfar;
su reino acabará en el día
de la Revolución social
Nuestro canto rebelde será
la roja bandera que nos guiará
Por la senda del trabajador.
Hasta el Soviet redentor,
Que un mundo nuevo forjará
con el martillo y con la hoz (bis).
Marchemos en la lucha unidos
en alto el puño con vigor;
ya tiemblan nuestros enemigos
ya triunfa la revolución.
Nuestro canto rebelde será...
Segaremos con nuestras hoces
el cuello del explotador
Ha de cambiar la faz del mundo
el triunfo del trabajador.
Nuestro canto rebelde será...
La siguiente pista, la 18ª en esta colección, es «La Varsoviana», que en nuestra Patria se popularizó como canto de la Confederación Nacional del Trabajo, o C.N.T. (Anarcosindicalista). Damos un extracto de la versión española:
Negras tormentas agitan los aires,
nubes oscuras nos impiden ver,
aunque nos espere el dolor y la muerte,
contra el enemigo nos manda el deber.
El bien más preciado es la libertad,
hay que defenderla con fe y valor.
Alto la bandera revolucionaria
que del triunfo sin cesar nos lleva en pos.
¡En pie, pueblo obrero, a la batalla,
hay que derrotar a la reacción!
¡A las barricadas! ¡A los parapetos!
¡Por el triunfo de la Confederación!
Las pistas que siguen son: «El canto de Budienni» (pista 19); «Nuestra locomotora» (pista 20); «Somos los forjadores» (pista 21); «Al combate iremos» (pista 22); «Canto de los supervivientes» (pista 23); «Elegía a los mártires» (pista 24) y «El fusilamiento de los comuneros» (pista 25)
La última pista [de la más reciente edición de este CD: 2004] es el Himno Nacional Soviético (que ha vuelto a ser el Himno Nacional Ruso). (Pista añadida en el otoño de 2004.)
§8 Apéndice. Otras canciones republicanas españolas
Desgraciadamente no hemos podido incluir aquí estas dos canciones. La primera es la poesía «Al soldado internacional caído en España» de Miguel Hernández:
Si hay hombres que contienen un alma sin fronteras,
una esparcida frente de mundiales cabellos,
cubierta de horizontes, barcos y cordilleras,
con arena y con nieve, tú eres uno de aquellos.
Las patrias te llamaron con todas sus banderas,
que tu aliento llenara de movimientos bellos.
Quisiste apaciguar la sed de las panteras,
y flameaste henchido contra sus atropellos.
Con un sabor a todos los soles y los mares,
España te recoge por que en ella realices
tu majestad de árbol que abarca un continente.
A través de tus huesos irán los olivares
desplegando en la tierra sus más férreas raíces,
abrazando a los hombres universal, fielmente.
La segunda y última es un «Himno de la República Española» escrito por Antonio Machado, y puesto en música por el maestro Óscar Esplá:
Es el sol de una mañana
de gloria y vida, paz y amor;
libertad florece y grana
en el milagro de su ardor:
¡Libertad!
España brilla a su fulgor
como una rosa de verdad
y de amor.
Gloria de escuchar fe y esperanza,
cantar,
España avanza,
gloria del cantar
de campo y mar de armonía,
España mía,
a quien con fe se ve lucir
fiero incendio que devora
al que quiere combatir: ¡Libertad!
El mundo brilla a tu fulgor
como un poema de verdad
y amor.
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